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La voz de la experiencia

Anquela avisó de que el Oviedo iba a sufrir, y así fue

La voz de la experiencia

Avisó Juan Antonio Anquela de que el partido de ayer en el Carlos Tartiere no iba a ser fácil, que el equipo azul y su afición iban a sufrir, y así fue. Si al entrenador carbayón hay algo que no le falta en esta Segunda División del fútbol español es experiencia y conocimiento de sus rivales y de quienes les dirigen desde el banquillo. Sabía que el técnico del Albacete, Enrique Martín, se lo iba a poner difícil a sus jugadores y no se equivocó nada. El entramado de los castellano-manchegos no pudo ser superado por los asturianos y eso que Anquela buscó variantes diferentes a las habituales para intentar sorprender a los albaceteños, pero sin éxito.

El primer tiempo no dejó lugar a dudas de que iba a ser un partido trabado. En los 45 minutos iniciales los oviedistas sólo lograron hilvanar una jugada clara de gol, que acabó con un remate de cabeza de Christian Fernández que se fue fuera. Pero es que los de Enrique Martín además de bloquear el juego de los asturianos también se estiraron en ataque y crearon peligro ante el marco de Herrero. En dos ocasiones el tanto no acabó subiendo al marcador gracias al buen hacer del cancerbero del Oviedo.

Los oviedistas no se encontraron a gusto en ningún momento del partido, pero sobre todo en el primer tiempo. En el segundo tiraron de corazón, de garra, para por lo menos evitar las acometidas de los albaceteños, que dieron un paso atrás ya con el único objetivo de llevarse un punto del Tartiere. Así y todo el guardameta Nadal apenas tuvo trabajo en toda la segunda parte, excepto para sacar de puerta, con mucha, mucha parsimonia, eso sí.

El Oviedo volvió ayer a dar la cara (al menos después del descanso, antes sólo a medias), pero sin la suerte que le acompañó en otras ocasiones. Además, se encontró con un técnico enfrente que preparó el encuentro a conciencia, con las mismas armas que Anquela (es decir, basándose en una defensa ordenada y férrea) y poniendo todo su interés en intentar tapar la banda izquierda de los azules, la de Berjón y Mossa, la banda por la que en las últimas semanas se venía canalizando el mejor juego azul. Así y todo hubo momentos en los que el Albacete se vio incapaz de frenar las arrancadas oviedistas por este costado izquierdo del campo.

La ausencia de Rocha por su tarjeta roja en Cádiz obligó a Anquela a retocar su centro del campo. Pero el esquema no lo modificó. Puso a Hidi en su lugar y punto. Para nada retocó la defensa, ni cuando apostó por Toché ni cuando lo hizo por Fabbrini. Aventuras, para el entrenador del Oviedo, las mínimas. Mejor un punto que, por ejemplo, arriesgar con dos delanteros.

Al Oviedo de ayer (sobre todo en los primeros 45 minutos) le pasó lo mismo que al Sporting del derbi de hace quince días: las segundas jugadas (las que son fruto de la intensidad que pone cada equipo en la disputa del balón) siempre fueron para el Albacete. Quizás es que sus jugadores, como los del Oviedo dos semanas atrás, iban con unas revoluciones de más, estaban más enchufados. Probablemente eso es lo que les pide Anquela a sus pupilos, que se olviden de clasificaciones y de rachas y que se enchufen a los partidos más que los contrarios. Y desde el primer minuto hasta el último.

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