El equipo puede al menos seguir agarrándose a la estrategia. Es su arma más fiable. En las tres semanas que han sucedido al derbi ante el Sporting, el balón parado ha traído las únicas alegrías. Los tres choques se han saldado con un punto de 9 posibles: derrotas 2-1 en Cádiz y Zaragoza y empate sin goles en La Romareda. Los azules han anotado dos tantos y los dos han sido en jugadas creadas desde la pizarra.
En el Ramón de Carranza, Linares puso a los azules por delante gracias a un cabezazo en una falta lateral. Berjón lanzó cerca de la banda y el aragonés, lleno de fe, saltó con la zaga local. La pelota tocó en el larguero y se coló en la meta de Cifuentes en un cabezazo más efectivo que estético.
Tras quedarse a cero ante el Albacete, el Oviedo volvió a triunfar a balón parado en La Romareda. Fue en el último suspiro, quizás algo tarde para crear temor en el estadio maño. Un córner lanzado por Berjón y porfiado en el segundo palo por Folch acabó sin dueño en el área. Carlos Hernández, especialista en estas lides, golpeó con la derecha a la red. El tanto supone el sexto del defensa más goleador del fútbol profesional. Todos ellos los ha logrado en jugadas a balón parado.
