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Una fuerte pasión

Los oviedistas superan la travesía del desierto

Carlos Martín y Alfonso Rivera completan la Sahara Maratón con la camiseta del Oviedo

Los oviedistas superan la travesía del desierto

Allí, en las interminables dunas que añaden un toque más de exigencia al recorrido, a uno le puede pasar por la cabeza muchas cosas. A Carlos y Alfonso se les presenta un pensamiento claro. "Una travesía por el desierto similar a la del Real Oviedo en los últimos años", cuenta el primero. Para dos seguidores del club azul, el paralelismo es claro. Carlos Martín Tornero, periodista afincado en Londres, y Alfonso Rivera Díaz, guardia civil con residencia en Madrid, acaban el Sahara Maratón con la enorme satisfacción del deber cumplido. Los dos, de 37 años, son ovetenses y fieles oviedistas en la distancia. Por eso recorren los 42 exigentes kilómetros por el desierto con la camiseta de su equipo.

"El lema del oviedismo, ese 'orgullo, valor y garra', ha sido nuestro mantra durante toda la aventura", asegura Carlos Martín Tornero al otro lado del teléfono, mientras repasa mentalmente una semana única, en la que la carrera era una mera excusa para conocer in situ la realidad de un pueblo, el saharaui, que lleva 42 años reclamando una solución al conflicto que les mantiene alejado de sus tierras, ocupadas por Marruecos,

La competición tiene lugar en Tinduf, Argelia, donde se calcula que unos 200.000 saharauis habitan en los campamentos de refugiados. El cebo es la carrera, el elemento deportivo, para atraer a cientos de extranjeros para dar a conocer la dura realidad de los campamentos. Y el asunto funciona. "Alfonso y yo coincidimos en que la carrera es un 10% de la experiencia", relata Martín Tornero, que se interesó por la situación por su trabajo: ha escrito sobre la cuestión del Sahara Occidental desde una perspectiva económica. "Me faltaba el elemento humano, es lo que me llamaba de esta historia", asegura. La aventura le brindaba la posibilidad de convivir durante una semana con una familia saharaui. La edición de este año tiene, además, una connotación especial: los 42 kilómetros de carrera representan los 42 años que los saharauis llevan alejados de sus tierras.

En el caso de Alfonso, la motivación era personal. Los dos llegaron a la conclusión de que podían aportar su granito de arena. La organización de la carrera les facilitó una web en la que cualquiera puede donar la cantidad que desee para ayudar al pueblo saharaui. Ayer, las donaciones ya se acercaban a los 900 euros.

La camiseta del Oviedo se convirtió en un elemento importante en la expedición. Y eso que tuvieron que solventar un pequeño problema: las elásticas que el club azul les había cedido, a través de la gestión del periodista Pedro Laguna, no llegaron a tiempo por culpa de la empresa de mensajería. Afortunadamente, Carlos incorporó su zamarra azul de esta temporada a la maleta.

En cuanto a la carrera, el recorrido no pone las cosas fáciles. Los dos tienen experiencias en maratones, pero las condiciones del Sahara le confieren un punto extra de dificultad. El calor aprieta, las dunas hacen el recorrido más abrupto y la arena dificulta las zancadas. La distancia se hace eterna, "Fue más duro de lo que pensaba, Quizás deberíamos haber entrenado un poco más, pero la experiencia es muy gratificante", indica el atleta. Cualquier dificultad se puede superar con las dosis adecuadas de orgullo, valor y garra.

El saldo que les deja el viaje es más que gratificante. "¿Una conclusión?", se pregunta Carlos Martín Tornero; "Que allí el día a día es difícil: no hay lujos, el baño es un agujero, la ducha una caldera... Pero en los días en los que estuvimos allí no vimos a ningún niño llorar".

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