Heinrich Felser, de Viena, conoció el oviedismo en Bilbao. Allí viajó hace dos años a animar al Rapid de Viena, su equipo, en un partido de Europa League. En ese escenario conoció a Nacho Felgueroso, acérrimo oviedista, que le dio las primeras pinceladas sobre el club azul. Felser, que vive en Las Palmas y se defiende con el castellano, sigue de cerca desde entonces al club azul. Ayer fue uno entre las decenas de seguidores extranjeros que, como sucede desde la ampliación de capital de 2012, vivieron la fiesta del 92.º aniversario.

Felser estuvo acompañado de Cristian y Gerald, que habían viajado desde Austria. Algunos miembros de Symmachiarii hicieron de anfitriones en un domingo de cervezas, pasión, fútbol y, por supuesto oviedismo. En todos los idiomas. Porque el ejemplo austríaco no fue el único. Matías García, representante de Real Oviedo Shareholders Trust, disfrutaba de la fiesta con una veintena de seguidores británicos. Habían aterrizado el viernes desde Inglaterra (los había de Londres, Manchester y Oldham) y regresarán hoy a casa.

A las 12 del mediodía las carpas empezaron a funcionar para los más madrugadores pero fue a la una cuando el asunto aceleró, con la celebración del IV día de Peñas. Unos mil oviedistas se unieron al acto de confraternización.

Pasaban 10 minutos sobre las cuatro cuando la APARO hizo público la posición de los tres finalistas en el trofeo "Herrerita", el que premia a la persona o colectivo que hayan destacado por su oviedismo. Irureta y Cency Iglesias se quedaron a las puertas de un premio que fue a parar, como estaba previsto, a las manos de Esteban. Su nombramiento hizo que los ánimos crecieran. También el avilesino fue el encargado de plantar el roble 92.º en el Bosque Oviedista, acto organizado por la asociación Espíritu 2003.

La fiesta también reservó un sitio para una causa noble: ayudar económicamente al Santiago de Aller, club en problemas.

A partir de las 17.00, los aficionados fueron accediendo al estadio. Pero el guiño al cumpleaños azul no había acabado. En el calentamiento se vio un detalle por parte del club: los futbolistas saltaron al campo con una camiseta conmemorativa, un azul más oscuro, con los nombres de los 18 primeros jugadores de la historia carbayona. La camiseta será subastada próximamente con fines solidarios. Pero había algo más. En la salida al terreno de juego, cada futbolista accedió de la mano de un aficionado. Se trataba de once de los abonados más antiguos del Oviedo.