Un día después de marcar el gol de la victoria (2-1) frente al Granada -ayer-, Steven comió con Carlos Muñoz y con su padre, Nicanor Prieto. Durante la conversación, el delantero comparó su suerte con la de uno de sus compañeros en el filial, el central Josín. El domingo a él le salió todo a pedir de boca: marcó el gol con el que los azules sumaron un triunfo que cortaba una racha de cinco jornadas sin ganar, en el Tartiere y el día del aniversario del club. En cambio, a su compañero le tocó jugar sus primeros minutos con el Oviedo hace dos temporadas, en la última jornada de liga, con todo perdido y el público enfadado por la mala situación que atravesaban los azules. Tres minutos después de saltar al campo, Josín hizo una falta fuera del área que fue señalada como penalti y que le costó una tarjeta roja, lo que convirtió un momento soñado en una gran decepción. La distancia entre una y otra situación es más pequeña de lo que parece. El propio Steven les comentaba a su padre y a su amigo que en el primer intentó erró y que podía no haber marcado ese gol. Y no solo eso. Un poco después, defendiendo, el balón le dio en la mano dentro del área. La pregunta era la siguiente: ¿y si hubiera fallado el gol y le hubieran señalado el penalti? "De la gloria a no volver a pisar el Tartiere", analizaba su padre.

Nicanor Prieto fue el domingo uno de los hombres más felices del mundo. "El gol no pude ni verlo de la emoción, yo estaba detrás de los banquillos. Soy del Oviedo, es mi ciudad, yo nací aquí. No me lo creía.", cuenta por teléfono a este periódico. Prieto reconoce que la carrera de su hijo es una de las cosas más importantes en su vida. Ahora y siempre, incluso cuando estaba en la cantera del Barcelona: "Cuando estaba en La Masía iba para allá todos los fines de semana a ver sus partidos". De su hijo dice que "tiene el gol entre ceja y ceja, lo lleva en la sangre".

Una de las personas que más han influido en su carrera ha sido Carlos Muñoz, amigo del padre y alma gemela del hijo. Uno de los delanteros más importantes de la historia del Oviedo que ha seguido de cerca la carrera de uno que el domingo escribió su primera página en la historia azul. El delantero quiso restarse importancia y aseguró que él poco tiene que ver con este éxito: "Hablé con él y con los padres para felicitarles, claro que estoy contento; cuando sale un chaval que es amigo tuyo y marca un gol te alegras. Ahora lo que le toca es seguir trabajando", añadía.

Pero Nicanor Prieto sí le da mucha importancia al delantero andaluz en el crecimiento de su hijo: "Carlos está con él desde bien pequeño, siempre ha estado a su lado. Hablan antes y después de los partidos. Lo que sabe lo ha aprendido de él. Sé que no quiere protagonismo, pero está volcado con Steven. Es un apoyo en todo. También discuten porque Steven tiene mucho carácter", añade el padre.

Un carácter que le sirve para triunfar y que también le hace sufrir cuando las cosas no van todo lo bien que le gustaría: "El fútbol no son todo alegrías, cuando se pasa cinco ó seis partidos sin marcar es un sufrimiento". Y es que, aunque todavía esté en el filial, Steven se comporta como un profesional: "La Masía forma mucho en ese sentido y él viene con esa mentalidad. Se cuida mucho en el tema la comida, lleva la dieta que le dan en el Oviedo a rajatabla. No sabe lo que es salir de noche, a las once está en casa. Un futbolista tiene que ser así".

Steven llegó al Oviedo en su último año de juvenil después de un periplo por las canteras de Barcelona y Espanyol. Empezó en el Centro Asturiano, pasó por el Astur y terminó en la cantera del Sporting. Allí, uno de sus grandes valedores fue Abelardo. De hecho, intentó que en su regreso a Asturias volviera a jugar en el Sporting, algo que, según reconoce Nicanor Prieto, estuvo cerca de ocurrir y solo una llamada de teléfono lo impidió: "Abelardo quería a Steven cuando vino del Barcelona, tenía mucha fe en él, pero el director deportivo, cuando habló por teléfono con Steven le dijo, que yo lo estaba escuchando: 'oye, si vienes eres uno más, no eres nadie'. Y él le respondió: 'pues ya no voy al Sporting, me voy al Oviedo'". Y así fue.

Nicanor explica que en su día era muy difícil rechazar una oferta de la cantera del Sporting pero que ahora las cosas han cambiado mucho: "Ahora la balanza está igualada entre el Oviedo y el Sporting. Si preguntas a los padres de los niños que juegan en el Astur o el Covadonga te lo dicen. Las cosas se están haciendo muy bien en el Oviedo".

A Steven le queda mucho por delante y el fútbol da muchas vueltas, pero lo que pasó el domingo ya nadie se lo podrá quitar. Nunca lo podrá olvidar. Ni a él ni a gente como Javi Amieva, coordinador deportivo del Centro Asturiano, que lo vio dar sus primeras patadas al balón y que hace poco lo vio subir al Naranco con sus amigos para ver la nieve: "Siempre fue un chaval muy listo, sabía las condiciones que tenía y cómo aprovecharlas". Inteligencia y el apoyo de una familia que le seguirá allá donde vaya.