Utrera, en la provincia de Sevilla, está a 137 kilómetros por carretera de la ciudad de Córdoba. Alrededor de una hora y media de viaje separan a un lugar de otro. Una distancia asumible para José Antonio Reyes, un futbolista que ha jugado en Inglaterra y en Portugal, y que tuvo ofertas para haber tenido una jubilación de oro en China. Pero, por más dinero que le dieran, si ya lo pasó mal en Londres cuando estuvo en las filas del Arsenal, no quería ni imaginarse lo que hubiera sido para él irse a la otra punta del mundo. Ni por todo el oro del mundo.

Reyes, de 33 años, estaba en su pueblo, en Utrera, después de haber acabado contrato con el Espanyol. Sin equipo, se suponía que trabajaba en un gimnasio con un entrenador personal mientras sus agentes le buscaban equipo. Y, cuando se agotaba el mercado de invierno, sonó por fin el teléfono y al otro lado estaba un Córdoba desesperado, en una situación crítica que le condenaba, si no llegaba una reacción inmediata, al descenso a los infiernos de la Segunda División B.

La vida en su Utrera natal debió ser excesivamente plácida y confortable para Reyes. No tardaron mucho en darse cuenta en el Córdoba de que el futbolista que debía cambiarlo todo no estaba para demasiadas revoluciones. Pasado de kilos, el exjugador de Sevilla, Real Madrid, Atlético de Madrid y Benfica, entre otros, apenas podía estar treinta minutos sobre el terreno de juego sin que los calambres le obligaran a abandonarlo. Pero al internacional, que ha jugado 21 partidos con la selección española, llegando a disputar el Mundial de Alemania 2006, aún le queda fútbol en la recámara y tiene la intención de demostrarlo en Córdoba. Sabe además que debe espabilar si quiere cumplir su deseo de seguir la próxima campaña en el club.

Reyes ha ido mejorando en las últimas jornadas y su estado de forma empieza a parecer el de un futbolista profesional. Un partido como el de esta tarde (18 horas) frente al Oviedo es, además, uno de esos que le gustan a un delantero que ha toreado en las mejores plazas. El campo estará lleno, el equipo llega en buen momento y con la esperanza de alcanzar el objetivo de la salvación. Y, por si fuera poco, enfrente tendrá a un equipo de los que apetece, un histórico como el Oviedo que lucha por regresar a Primera.

Sandoval, el entrenador que llegó hace cinco jornadas y que ahora encadena cuatro victorias seguidas, sabe que en Reyes puede tener un arma fundamental para sumar los puntos que necesita para dejar al equipo en Segunda. En la rueda de prensa de ayer lo dejó muy claro: "Está para jugar desde el principio, se encuentra bien físicamente, está muy cómodo en el equipo y hay que apostar por él porque su talento nos es necesario". El entrenador madrileño sabe que no tendrá al mejor Reyes, pero que con uno un poco peor le puede bastar para ganar partidos con un lanzamiento de falta o para centrar el balón a Guardiola, su goleador.

El propio Reyes concedía ayer una entrevista al Diario de Córdoba en las que explicaba cómo se encuentra físicamente: "Cuando llegué lo dije, que no estaba para jugar todavía de inicio. Fui sincero. Pero ya llevo más de un mes en el club, entrenando y con buenas sensaciones y ya me encuentro cómodo. Igual no para jugar 90 minutos, pero sí para estar en el campo 70 ó 75 minutos".

El Oviedo tendrá que poner una atención especial para una estrella dormida que está deseando despertarse. Anquela y su equipo deberán hacer todo lo posible para que lo haga en otra ocasión y para que el genio siga dormido. Un genio que advierte de que "cuando esté el mejor Reyes y el mejor Guardiola haremos muchísimo daño a los rivales". Avisados están.