Cada pelota que cae por los dominios de Fabbrini es sometida a la misma rutina. ¡Zis! ¡Zas! Esas piernas que parecen alfileres aceleran a ritmo vertiginoso para hacer un par de bicicletas. O una elástica, su filigrana favorita, Después, como si no hubiera pasado gran cosa, deja la pelota en su sitio. Cada vez que toca el balón es como si regresara al recreo. Diego Fabbrini es feliz en Oviedo y le gustaría que su ciclo (está cedido por el Birmingham) no se terminara en junio. El italiano explica a LA NUEVA ESPAÑA su deseo en una entrevista en la que repasa su carrera deportiva: "Me gustaría seguir otro año en el Oviedo. Me encuentro bien, y mi familia también. Y eso es lo que más valoro. Solo pienso en acabar la temporada de la mejor manera, porque es una campaña importante tras la lesión. Y después, veremos. No he hablado con nadie".

El atacante desvela que una de las voces que le empujaron a fichar por el Oviedo en verano fue Aitor Karanka, el que había sido su entrenador en el Middlesbrough. "Me dijo que era una buena elección. Que era muy buen equipo, un histórico de la Primera División. Me comentó que acertaba con la decisión", asegura. Él también vio la oferta como una ocasión de mostrar su talento: "Pensé que era una buena oportunidad. Después de tres años en Inglaterra me apetecía probar una nueva experiencia. Sabía pocas cosas del club así que me informé por internet. Aunque siempre creo que para conocer algo hay que experimentarlo, no te puedes hacer una idea previa. Solo he entendido cómo se vive el fútbol aquí cuando llegué a Oviedo".

Fabbrini se erige ahora como la clave desde la media punta en el engranaje ofensivo de Anquela: "Siempre he jugado de media punta, desde pequeño, pero depende del entrenador, de lo que me pida. Yo siempre salgo al campo a divertirme. Me gusta el dibujo, pero también jugar en la banda. Anquela me sigue pidiendo cosas parecidas. A mí me gusta entrar en juego, recibir la pelota. El fútbol español me viene bien es ese aspecto".

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