El lema más repetido durante la semana en El Requexón iba dirigido al Carlos Tartiere. A su gente, pasional como pocas. La idea era sumar el mayor número de apoyos posibles. Tiene su lógica se mire por donde se mire. Por una parte, ha sido en el municipal ovetense donde han llegado la mayor parte de las alegrías en los últimos años. Pero es que el calendario también pone de lo suyo para fomentar la idea: antes del choque de ayer, eran cinco de ocho partidos restantes los que se jugarían en la capital asturiana. El Tartiere, ese apoyo extra, jugaba ayer con los de Anquela en el intento por recuperar su sitio en la zona de privilegio de la tabla: tras los resultados previos se sabía que una victoria metería a los azules en el play-off.

Un síntoma más de que el Tartiere también jugaba ayer se vio unos tres minutos antes de que los equipos saltaran al terreno de juego. En el fondo norte, en la zona ocupada por el grupo Symmachiarii, se empezó a desplegar un mural. El tifo mostraba a un vikingo con el emblema del Oviedo sobre el escudo. Junto a la imagen, una frase: "Llamados a la lucha". Muy en la línea de este Oviedo guerrero que ha construido Anquela desde el pasado verano.

Pero es que además la estadística también se encargaba de caracterizar el choque como una batalla. El Nàstic y el Oviedo llegaban al Tartiere como dos de los equipos que más faltas y más tarjetas han recibido en el presente campeonato. En infracciones sancionadas, los catalanes eran líderes, con 584 faltas cometidas. El Oviedo, por su parte, era quinto, con 567. En amarillas, se enfrentaban los dos líderes del ranking. El Nàstic, con 102 amonestaciones, y el Oviedo, con 98, eran antes del duelo los equipos de Segunda más amonestados. Y el partido, con continuas interrupciones y muchas tarjetas (12, dos de ellas para expulsar a Arzo), se encargó de confirmarlo.

Así que se esperaba una dura contienda y el partido no llevó la contraria. De ahí la necesidad de apelar, una vez más al Tartiere. El club había lanzado durante la semana una campaña para fomentar la asistencia al estadio, con precios populares: los abonados podían hacerse con las entradas para los choques ante el Nàstic y Valladolid por 15 euros.

Misión cumplida: La campaña logró elevar la asistencia en el campo. Antes del choque ante el Nàstic, la media de seguidores azules en el estadio era de 1.496 aficionados. Ayer, acudieron al campo 15.681 aficionados, la quinta mejor marca de la campaña.

La fiesta, tras la lucha efectiva de la gente del Tartiere, fue completa. El Oviedo vuelve a la zona de play-off.