En plena explicación, Vicente del Bosque hace un alto en el camino. Una advertencia al auditorio: "Soy de Salamanca, un poco lento hablando, soso. Pero os tenéis que conformar con lo que hay..." A la frase le siguió una carcajada generaliza. Del Bosque, el hombre que hizo a España campeona del Mundo en 2010 (además de coleccionar un sinfín de títulos en sus etapas en el Madrid y la selección) es una persona querida por sus éxitos y por la forma de conquistarlos. Ayer dio buena muestra en el inicio de la celebración de los 25 años de la Asociación de Veteranos del Real Oviedo que se celebró en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

Vicente del Bosque fue el invitado estrella de una hora de análisis, recuerdos y anécdotas que alcanzaron a todos los rincones futbolísticos. El extécnico presidió la mesa junto a los veteranos azules Vicente González-Villamil, presidente de la AVRO, y Juan Manuel, y Melchor Díaz, exdirector de LA NUEVA ESPAÑA. Melchor Fernández Díaz resumió la esencia de Vicente Del Bosque en una idea: "Ganó su última Liga de Campeones en 2002 y hasta 2014 el Madrid no volvió a hacerlo. No sería tan sencillo... Y eso que decían que le faltaba glamour".

El exseleccionador tomó la palabra con una declaración de intenciones: "No sé más ni menos que ninguno de vosotros". Y comenzó un amplio repaso sobre diversos aspectos relacionados con la pelota. Comenzó por sus inspiraciones. "De Bernabéu aprendí el liderazgo moral y de Molowny el liderazgo de la austeridad. Saber que el club está por encima de lo propio", explicó. Esa es la base, pero el Del Bosque entrenador solo se formó con cientos de batallas en los banquillos. "El equilibrio emocional te lo da el tiempo. Me sorprende cuando dicen: 'Qué tranquilo es Del Bosque'. Porque en el banquillo me tiritaban las piernas. Pero es cierto que necesitas equilibrio", indicó.

Entre tantos kilómetros recorridos, al salmantino también le tocó batallar muchas veces en Asturias. "Salí lesionado de Oviedo en el 70, la primera vez que jugaba aquí. Pero tengo un recuerdo entrañable. Me acuerdo del túnel de vestuarios del Tartiere, esas catacumbas entre el campo y la caseta", dijo antes de recitar de memoria la alineación de los azules en la campaña 70-71. Había visitado el Tartiere con el Castellón. "Iriarte era un centrocampista muy fino. Sistiaga tenía otro estilo, más duro. Vicente (González-Villamil) sigue igual que siempre. Y daba mucho...". Antes, Del Bosque había repasado en un vídeo para la web de LA NUEVA ESPAÑA las opciones asturianas de ascenso: "Los dos están ahí con aspiraciones formales de ascenso. Socialmente tienen un puñado de seguidores que les siguen siempre".

Tras el inciso asturiano, Del Bosque recuperó el hilo para tratar sobre el fútbol de hoy en día. "Las nuevas tecnologías ayudan, pero nada puede sustituir a las relaciones humanas". Y de ahí, a la cantera. "El que tiene condiciones sale. Creo que hoy en día los canteranos están mejor preparados que en nuestra época, pero les falta calle. Les falta el barrio".

El técnico no quiso dejar pasar la ocasión para defender la presunción de inocencia de Ángel María Villar, expresidente de la Federación, y Jorge Pérez, exsecretario general, despedidos de la institución al estar supuestamente involucrados en la Operación Soule. "Me duele la situación de gente como Ángel Villar y Jorge Pérez porque han sido gente buena, que han hecho cosas por el fútbol. Sin juzgarlos los han condenado. Si han hecho algo malo, que los juzguen y que hagan con ellos lo que tengan que hacer. Muchas veces juzgamos a la gente y los condenamos", argumentó.

En el turno de preguntas, Del Bosque eligió la derrota ante Suiza en el primer partido del Mundial 2010 como el momento más duro. "Pero tuvimos la virtud de no volvernos locos, de seguir la misma dirección", dijo. La cima, el 4-0 a Italia en la Eurocopa de 2012: "Jugamos sin delantero y casi sin defensas, porque Piqué y Ramos es como si fueran centrocampistas".