La primera respuesta de Pablo al otro lado del teléfono es reveladora: "Pues mira, ahora mismo lo tengo en la calle jugando al fútbol con la camiseta del Oviedo". Juanito, valenciano de cuatro años de edad, viste su zamarra favorita.

Es domingo por la tarde en Valencia y los niños apuran el fin de semana aprovechando las horas de sol. Hay un partido improvisado, siempre lo hay. La mayoría golpea al balón ataviados con la camiseta del Valencia, el equipo de la ciudad, pero también los hay que lucen la elástica del Madrid y del Barça, síntoma de un país de dualidad futbolística. Pero Juanito no. Lo suyo es diferente. Lleva un año vistiendo una elástica azul que le regalaron unos amigos de sus abuelos con ocasión del bautizo de su hermana pequeña. Desde ese día, Juanito se enamoró del azul y la escena se repite cada vez que tiene ocasión.

Pablo Herrero es su padre, el encargado de explicar a los que preguntan que ellos no tienen nada que ver con Oviedo, que no tienen familia en el Principado. Que todo surgió a partir del regalo de Antonio Fernández, amigo asturiano de la familia. "La camiseta causa sensación porque aquí casi todos llevan la del Valencia. A Juan le gustó desde el primer momento. Creo que al ser personalizada (lleva impreso el número 10 y el nombre de "Juanito") le llamó la atención", explica el padre. "Desde que se la regalaron no la apea, le encanta", añade; "La gente se sorprende mucho y nos pregunta que si es del Oviedo y por qué. El otro día nos pasó con unos cántabros, que nos preguntaron si éramos de Oviedo al ver al niño. La verdad es que suele llamar bastante la atención".

Juanito da sus primeros pasos futbolísticos en el equipo del colegio, el Caxton College. Forma parte del equipo del "querubín B", una categoría anterior al prebenjamín, el primer paso en el fútbol para la mayoría. A sus 4 años, el deporte como espectador aún le queda un poco lejos. "Le he llevado en alguna ocasión a Mestalla para que vea el ambiente de fútbol, pero aún no le pone mucha atención a la Liga, no la sigue. Alguna vez le informo también de cómo ha quedado el Oviedo y sí que muestra interés por saber si ha ganado", cuenta Pablo.

Ese amor por el color azul del equipo carbayón también ha dado para alguna anécdota curiosa. El fin de semana, mientras sus padres juegan al golf, el pequeño se queda en la guardería del club con los monitores, los encargados de amenizar la espera. Entre los responsables de cuidar a los chavales, uno de ellos se mostró especialmente sorprendido con la elástica de Juanito. "A Borja, un chico que trabaja allí, le hace mucha gracia la camiseta de Juan. Él sí sigue al Oviedo: es amigo de Mossa".

La pasión de su hijo le ha dado a la familia la excusa perfecta para visitar Asturias. "Queremos ir, sí. Y nos gustaría que Juanito saliera al campo a hacerse la foto con los futbolistas del Oviedo. Seguro que le haría mucha ilusión", indica Pablo Herrero.