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Qué fue de ellos

Benjamín maduró en Oviedo

"Esa presión no la había tenido en otros sitios, allí me hice un hombre", dice el que fuera centrocampista azul, que ahora es vigilante de seguridad en Mallorca

Benjamín, a la derecha, disputa un balón a Barkero, de la Real Sociedad, durante un partido de Copa del Rey.

Benjamín Rodríguez tenía mucha clase. Todos los que le vieron jugar en el Oviedo insisten en ello cuando se les pregunta por este centrocampista de Barcelona, hermano de Javi Rodríguez, histórico exjugador de fútbol sala, que ahora trabaja por la noche como vigilante de seguridad de las instalaciones de la Universidad de Baleares, en Palma de Mallorca, de donde es su mujer y donde lleva residiendo ya varios años.

El exfutbolista fue uno de los héroes a los que en 2003 les tocó enfrentarse con todos los contratiempos imaginables para mantener a flote a un Oviedo que estaba en Tercera y en una muy delicada situación económica. Y, como les sucede a todos los que vistieron de azul entonces, también se considera un afortunado por todo el cariño que recibió y por la oportunidad que tuvo de jugar ante tanta gente y en un club con tanta historia a sus espaldas. Benjamín estuvo en el Oviedo entre 2003 y 2005, dos temporadas, las dos en Tercera. En la última de ellas logró el ascenso en la eliminatoria frente al Ávila.

"La primera temporada fue muy bonita pero muy complicada, nadie sabía muy bien cómo iba a acabar la cosa. Deportivamente las cosas fueron bien, salvo el ascenso, que no lo conseguimos. El peor trago para todos fue, desde luego, la muerte de Armando, algo que nos unió a todos mucho más", rememora el exfutbolista barcelonés. Humilde, reconoce que, vinieran de donde vinieran los jugadores que formaron esa plantilla, él de Segunda B y otros hasta de Primera, todos eran "jugadores de Tercera".

Lamenta que tras no lograr el ascenso se dieran tantas bajas en el equipo, aunque la siguiente campaña sí que llegó el ansiado ascenso: "En mi opinión se dieron demasiadas bajas por no ascender, no se tenían que haber dado tantas porque el año fue bueno. Pero sólo puedo hablar bien de todo lo que me sucedió allí, fueron dos años muy buenos. Es verdad que sólo valía ascender y que teníamos mucha presión. Eran 12 ó 13.000 socios y salías al campo con muchos condicionantes: tenías que ganar, jugar bien y convencer", añade el exjugador. Reconoce Benjamín que "esa presión no la había sentido en otros sitios, en el Oviedo te hacías un hombre. Te ibas a jugador a Ribadesella y te iban a ver 3.000 personas, jugabas delante de tu afición en todos los campos".

Ahora, en Mallorca, cuida de sus dos hijas, con las que puede pasar mucho tiempo gracias a su trabajo. El horario de noche le permite tener mucho tiempo con ellas durante el día y, además, le concede más días de descanso por nocturnidad. Reconoce que prefiere practicar otros deportes al fútbol porque le da rabia no poder hacer todo lo que le gustaría cuando se viste de corto. De lo que ha vivido como futbolista, su mayor orgullo es "haber aportado mi granito de arena en la salvación de un histórico".

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