Cuenta Benjamín Rodríguez que, aunque no tenga un contacto constante con los jugadores con los que compartió vestuario en su etapa en el Oviedo, la conexión se mantiene. "Puedo pasarme sin hablar con alguno dos años que en dos minutos parece como si nos viéramos todos los días", explica. Después de salir del Oviedo, ha vuelto un par de veces por la ciudad junto a su familia. La distancia le impide venir más a menudo. Lo peor que le tocó vivir en su etapa de azul fue, sin duda, la muerte de Armando. "Eso supera a cualquier historia que te pueda suceder", explica. Lo mejor también lo tiene claro: el ascenso. Cuando lo consiguieron le sucedió algo que no se explica muy bien: "Yo no soy asturiano, pero en la fase de ascenso, cuando bajé del autobús en Ávila sonaba el 'Asturias, patria querida' y eso me ponía como una moto, corría lo que no había corrido en la vida. No me explicaba por qué me sucedía eso", añade. No sabe lo que puede ser un ascenso a Primera, pero sí lo que fue el primero a Segunda B: "Nos los merecíamos nosotros y se lo merecía la ciudad".