La pasión de los oviedistas de hoy nace de la que otros sintieron hace mucho años y que se fue transmitiendo de padres a hijos. Actos como el que realizó ayer el Oviedo, en el que se homenajeó a los 39 oviedistas (pudieron asistir 36) que cumplieron 50 años como abonados del club, son una mirada al pasado que a la vez asegura el futuro. Lo explicó bien uno de los que recibía esa insignia de oro del club, Luis Manuel Arias, exjugador del Oviedo, que también vistió la camiseta de la selección española: "Estoy muy agradecido a mi padrino, que fue el que nos hizo socios tanto a mí como a mi hermano, que también recibe la insignia. Es una maravilla seguir cumpliendo años y seguir con este sueño y ahora poder transmitírselo a mis hijos".

A Luis Manuel y a su hermano les hicieron socios al poco de nacer, cuando no era tan habitual hacer algo así como lo es ahora. El exfutbolista reconocía, además, que se trata de un acto emotivo, alegre pero nostálgico por el recuerdo de los que ya no están: "Es bonito, es un recuerdo familiar importante; por mis padres, por mi tío, mi padrino, que fue el que nos hizo socios a mi y a mi hermano; por un buen amigo que el año pasado estuvo aquí y ahora no está con nosotros, Santi, por muchas cosas".

Él, que ha estado de los dos lados, el de aficionado y el de jugador, reconocía que el sufrimiento es mayor del lado del espectador: "No sé si la gente lo cree pero se sufre más de este lado que de jugador, de jugador eres menos sensible a ciertas cosas; como espectador se sufre por la incapacidad de hacer cosas".

Emotivo fue también para María Amparo Pérez-Campoamor Argüelles, esposa del exjugador del Oviedo Tono. Su padre, Enrique, ya fallecido, fue directivo del club y en 2001 recibió la insignia de platino. Fue socio desde 1926. El año de la fundación del club.