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El Oviedo crece en las alas

El choque ante el Lorca, con el cambio de sistema, fue el segundo de la temporada con más centros al área rival - La profundidad de Mossa y Johannesson y la libertad de los extremos, claves para que vuelva a verse el mejor Oviedo

Berjón pelea un balón con un defensor del Lorca, el domingo en el Tartiere. JULIÁN RUS

Al final del choque ante el Lorca con la liberación de una victoria necesaria, Mossa señaló a uno de sus compañeros como clave en la victoria. "Es un placer jugar con Saúl porque te hace las cosas más fáciles", explicó el zurdo. Berjón recogió ayer el guante con sonrisa burlona: "Hay gente que entiende de fútbol?". La conexión en la banda izquierda, esas combinaciones exitosas entre Mossa y Berjón, fueron una de las mejores noticias de la importante victoria del Oviedo ante el Lorca. Quedó demostrado, una vez más, que cuando los hombres de banda están con chispa, el sistema de carrileros hace funcionar al Oviedo. Un buen comienzo para una recuperación que ahora apunta a Pamplona, en otro decisivo choque.

Hay un dato estadístico que demuestra que la victoria se fraguó en las alas: los azules centraron en 24 ocasiones al área del Lorca. Solo en una ocasión esta temporada se superó esa cifra: fue ante el Rayo Vallecano, en el estreno liguero. Aquel choque acabó con derrota azul por 2-3 a pesar de los 28 balones enviados al área rayista. Que la izquierda fue la banda más eficiente de los azules ante el Lorca también lo refleja la estadística. Berjón centró en 11 ocasiones y Mossa en 8. Importante es la cifra del asturiano, que superó los 10 centros de Aarón Ñíguez ante el Barça B en el Carlos Tartiere, el tope de envíos de un futbolista azul esta campaña.

Ahí, en la productividad de las bandas, es donde reside la fuerza del sistema que Anquela ha recuperado en un momento de dudas. La experiencia con el 4-2-3-1 había ido perdiendo fuelle con el paso de las semanas. En Lugo y ante el Nàstic el equipo solventó con triunfos sus duelos. Perdió el hilo de la victoria el equipo ante el Valladolid y se estrelló en Soria. La situación, con la urgencia de tener que ganar con la recta de meta tan cerca, exigía un golpe de timón. Y Anquela decidió recuperar la fórmula que mejores frutos le ha dado esta temporada: el dibujo de los mejores momentos.

El choque enslaza el sistema de tres centrales a la vez que refuerza el rol de algunos futbolistas. Salen beneficiados Johannesson y Mossa de la experiencia ante el Lorca: parecen los únicos candidatos claros a darle profundidad a las bandas por sus condiciones especiales. Pero hay otro nombre que sale reforzado: el de Miguel Linares, otra de las novedades en el once.

Anquela quiso darle otro empuje al foco ofensivo, un soplo de aire fresco con la entrada del aragonés. Y no solo eso: también buscaba repetir patrones que llevaron a los azules al éxito en la etapa más fructífera del campeonato. Entonces, Linares era el encargado de formar como nueve, con Toché recuperándose de la operación en el menisco. Al margen de los goles, el aragonés le da al juego de los azules ese punto de intensidad básico para que funcione cualquier sistema. También en su versión defensiva. El ariete es el primer encargado de la presión, el primer defensa en el sistema de Anquela.

Pero un delantero basa su éxito en el acierto de cara a gol. Y ante el Lorca, Linares se retiró del campo con la satisfacción del deber cumplido. Dos tantos y un quebradero de cabeza constante para la zaga del Lorca. Linares contribuyó a que el Oviedo completara uno de los partidos con más intentos sobre la meta rival. Fueron en total 6 los disparos a puerta de los de Anquela. En la presente temporada, esa cifra solo había sido superada en tres ocasiones: contra el Tenerife (9 disparos), Cultural Leonesa (8) y Reus (8). Los tres choques, disputados en el Tartiere.

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