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El guardián de los recuerdos del oviedismo

Valentín Fernández tiene una colección de 20.000 fotos del club tras medio siglo de recopilación

El oviedista señala el edificio donde vivía, al lado del campo antiguo. J. RUS

Si el Oviedo tuviese que nombrar un guardián para proteger sus recuerdos ese sería Valentín Fernández. Este oviedista, 56 años, de Morcín, atesora en su casa de Oviedo un tesoro de valor incalculable para cualquier seguidor del club azul: una colección de más de veinte mil fotografías de la historia del Oviedo, desde 1926 a la actualidad. Fernández empezó a guardar fotos a los seis años y no ha parado hasta hoy, literalmente. Medio siglo guardando pedazos de la historia del club. Su colección, por número, no le tiene que envidiar nada a cualquier galería fotográfica. De hecho, el museo del Oviedo tiene casi cuatro mil fotografías, dieciséis mil menos que la colección que atesora Fernández.

"Para mí las fotos suponen todo y lo hago por amor al Oviedo. Empecé a los seis años y ya tengo cincuenta y seis. Soy muy del Oviedo, hasta la médula. Mi mujer a veces me dice que estoy loco, que deje eso del Oviedo. Y también me lo decían mis padres de pequeño". Muchas de las instantáneas que tiene Fernández son inéditas y desconocidas, almacenadas durante toda una vida y perfectamente clasificadas en su ordenador, en distintas carpetas, según su fecha. "Lo he escaneado muy poco a poco, es un trabajo tremendo, le dedico tres o cuatro horas diarias". Más que fotográfica, el oviedismo de Fernández empezó por una cuestión geográfica; vivía al lado del antiguo Carlos Tartiere, en el edificio del antiguo Mesón La Vega y veía los partidos desde su casa. "Me aficioné muy rápido. Iba al colegio en La Gesta y después de salir del cole me acercaba a los entrenamientos. Ahí fue cuando empecé a recortar fotografías: de LA NUEVA ESPAÑA, de Asturias Semanal, de Don Balón...". La pasión de este oviedista le ha llevado a entablar relaciones con exjugadores del Oviedo, con los que se ha intercambiado muchas fotografías. "Hablo mucho con Galán por Whatsapp, casi todas las semanas". Incluso le ha facilitado al club alguna de sus fotografías para el museo. Esa es una de las cosas destacables de la labor de Fernández, que es desinteresada, aunque sin duda podría sacar beneficio de las imágenes. "Las subo a las redes sociales, al Twitter y al Facebook, para que la gente las vea y las disfrute. No quiero lucrarme ni hacerme famoso". Aunque Fernández ya ha sufrido en carnes algún escarnio en redes sociales. "Una vez subí una foto de Oliverio (Oli, exdelantero azul) y me pusieron a bajar de un burro". Para Fernández es casi imposible escoger una foto favorita de su colección. Sí destaca la ficha de jugador de Herrerita, a la que le tiene especial cariño o algunas fotografías curiosas, como la pretemporada del Oviedo en Guinea Ecuatorial, de la temporada 80/81. "Cada foto es un mundo y tiene una historia detrás". Fernández tiene una serie especialmente clasificada del Antiguo Carlos Tartiere. "Esa le gusta mucho a la gente, tiene mucho éxito". La colección de Fernández no tiene fecha de caducidad: "Siempre almacenaré fotos, pararé cuando muera, es mi pasión", concluye.

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