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Lalo | Exjugador y exentrenador del Oviedo

"Mis equipos hicieron fútbol total antes que el Ajax"

"Ahora hay muchos jugadores de fútbol pero pocos futbolistas, porque no hay espontaneidad, hacen todos lo mismo"

1. Con el Marino, primero por la izquierda agachado, en la temporada 1951-52. 2. Lalo marca el tercer gol del Oviedo en el 0-6 al Sporting en El Molinón en 1956. 3. Junto a José María y Toni, con la camiseta del Sporting, en un amistoso de pretemporada en Gijón. 4. Con el Granada. 5. Con el Murcia en el Tartiere. 6. En su presentación como entrenador del Oviedo, en la temporada 1978-79. LNE

Hace dos años, por motivos de salud, Lalo emprendió el viaje de regreso a Luanco, de donde había salido para hacer carrera en el fútbol siendo un adolescente. Por el medio quedaron más de cinco décadas de profesionalismo entre el campo, los banquillos e incluso los estudios de radio y televisión. Sus traspasos del Oviedo al Granada y del Granada al Murcia movieron mucho dinero en una época de estrecheces económicas. Disfrutó de la Primera División y asegura que esperó en vano una llamada de Heriberto Herrera para fichar por la Juventus. Cree que su carácter contestatario le perjudicó con algunos entrenadores en su época de futbolista y con varios presidentes cuando pasó a los banquillos. Tanta locuacidad, por contra, le vino bien cuando Canal Sur le reclamó para comentar los partidos de los equipos andaluces. Ahora, en su casa al lado del muelle de Luanco, sufre con un fútbol que tacha de "robotizado" y también se ilusiona con el posible ascenso de su Oviedo, imprescindible para no colgarle la etiqueta de "equipo de Segunda".

Marcado por la guerra

"Nací en Oviedo, pero desde los cuatro meses viví en Luanco, de donde era mi madre. En el verano de 1936 fuimos a pasar las vacaciones, nos pilló la Guerra Civil y ya nos quedamos allí. No llegué a conocer a mi padre porque lo mataron".

"Pegué las primeras patadas a un balón en la playa de La Ribera y, cuando la mar estaba alta, en el cabildo de la iglesia o en cualquier prado. También en el Instituto Santísimo Cristo del Socorro, hasta los 17 años".

"En Luanco había muy poca gente del Oviedo, la mayoría eran del Sporting. Un familiar lejano mío, Soladrero, había jugado en el Oviedo. Por casa vi muchas fotos que había hecho mi padre de jugadores del Oviedo".

"A los 17 años fui a estudiar Derecho a Oviedo y fiché para jugar en el Vetusta. Antes sólo había jugado un año en el Marino. Debuté en Gijón contra el Natahoyo. Y jugué la Copa Federación contra el Avilés. Mis primeros entrenadores fueron Gavito y Polo".

"En aquella época daban mucha leña. Como driblaba bastante, tenía que saltar para que no me diesen. Los veteranos me avisaban: 'Chaval, como vuelvas por aquí, prepárate'. Estaba acostumbrado porque había jugado con marineros en la playa y también zurraban. De aquella todavía no se enseñaban tarjetas. Si alguien cogía fama de miedoso, los equipos se echaban para atrás y no lo fichaban".

"En el verano del 52 fui a jugar un partido con el Oviedo en Colunga y otro en Bañugues. Estaban todos, los Argila, Toni, Diestro, Celaya, Falín... Fuimos Valentín y yo del Marino a probar con el Oviedo y nos quedamos los dos".

"Le pegaba con las dos piernas, pero me ponían de interior izquierdo, un sitio muy guapo para jugar en el centro del campo y llegar al área".

"El fútbol es de nacer con él. Hay que dejar al jugador que saque lo que tiene. Luego hay que mejorar, corregir cosas".

"En el Vetusta estuve tres años, con muy buenos jugadores. Jugábamos en Buenavista, que parecía enorme. Lo que más me impresionaba era el ruido al golpear el balón. Los del Oviedo le pegaban de maravilla".

Debut en Atocha

"Jugué con el primer equipo los cuatro últimos partidos de la temporada 1953-54 porque el Oviedo estaba descendido y aprovecharon para meter algún joven. Debuté en Atocha. El portero de la Real era Eizaguirre. Y había otros jugadores legendarios, como Ansola, Elizondo, Ontoria, Iriondo. Jugué muy bien, me pusieron por las nubes en la 'Hoja del Lunes' de San Sebastián".

"Al año siguiente volví al Vetusta. Lo hice encantado porque no era ni titular. Siempre dije que había muchos jugadores mejores que yo. Cesarín, Frías o Vicente le pegaban al balón de maravilla. A partir de ahí ya jugué bastante y me vino a buscar el presidente del Avilés. Querían subir a Segunda, y subimos".

"En la temporada 1955-56, el Oviedo fue a jugar un partido de entrenamiento de jueves a Avilés. Destaqué y Pasarín, el entrenador del Oviedo, preguntó que quién era yo. Toni le contestó: 'Pero si es un jugador nuestro'. Llevábamos catorce partidos seguidos ganados. Teníamos muy buen equipo, con los hermanos Mantido, Chelona, Doval".

"Así que volví al Oviedo y al domingo siguiente ya jugué contra el Racing en el Tartiere. Ganamos 3-0 y marqué el primer gol. Pasarín tenía devoción por mí. En un partido en Gijón me autoexpulsé. Nos hicieron un gol y lo pagué con el árbitro. Le dije de todo. Hasta que se aburrió de aguantarme y me echó".

Enemigo número uno

"En El Molinón también jugué uno de mis mejores partidos con el Oviedo, cuando ganamos 0-6 en febrero de 1956. Tuvimos que jugar un martes porque el domingo había caído una nevada. Marqué dos goles y participé en otros. Me convertí en el enemigo público número uno del Sporting".

"En la temporada 1957-58, la del ascenso a Primera, metí 24 o 25 goles. Y eso que me lesioné en Riazor y no pude jugar los últimos cuatro partidos. Aquel Oviedo jugaba de memoria, una máquina".

"Estuve dos temporadas con el Oviedo en Primera. Metí goles al Madrid y al Barcelona en Buenavista. Al Madrid de Didí, con Chus Herrera, Di Stéfano, Puskas y Gento. Al Barça de Helenio Herrera, que dijo que iban a ganar sin bajar del autobús, le ganamos por 1-0".

"Estuve concentrado con la selección española para un partido contra Inglaterra. Los que no jugamos aquel partido fuimos a Casablanca para jugar contra Marruecos. Decían que era la selección B. Una vez me fui de una concentración. Dije que estaba lesionado porque no me gustaba el ambiente".

A Granada

"En el verano del 60 vino a buscarme el Granada. El Oviedo le debía dinero y el presidente se empeñó en ficharme. El Granada había jugado la final de la Copa y querían hacer algo grande. El entrenador, Janos Kalmar, apostó muy fuerte por mí".

"Nunca creí que el Oviedo me iba a dejar marchar. Pensé que la afición se iba a rebelar, pero nadie dijo nada. Cuando me di cuenta estaba en Granada. Para mí era interesante porque cobraba el triple, de 125.000 pesetas en el Oviedo a 300.000 en el Granada. Y deportivamente el Granada tenía un equipazo, con buenos extranjeros".

"Si bajamos a Segunda esa temporada fue por un desastre con los entrenadores. Cuando llegué, Kalmar se había ido al Málaga. Fue una gran decepción para mí. Llegó Argila, que no era buen entrenador. Era un hombre más de despacho. Después llegó Trinchant, peor todavía. Cuando nos dimos cuenta, bajamos a Segunda. El 'Marca' decía que nuestra delantera era la mejor de España: Vázquez, Larraz, Carranza, Lalo y Arsenio".

"En mi segunda temporada en el Granada vino un entrenador buenísimo, Heriberto Herrera, que después me quiso llevar para Italia con él, a la Juventus. No faltó nada, pero al final fiché por el Murcia. Heriberto me dijo que esperase; me pasé una noche pegado al teléfono, esperando la llamada. Fue el mejor entrenador que tuve en mi carrera. Te obligaba a hacer las cosas, te amenazaba, parecía un sargento".

El "10" es suyo

"Yo creo que el Murcia quiso ficharme porque esa temporada había jugado muy bien en un partido contra ellos. En Granada era más ídolo que en Oviedo, pero el Murcia pagó mucho dinero y al presidente del Granada la oferta por mí le solucionaba algún problemilla".

"Así que fui para Murcia. Cuando llegué, en el 'Rincón de Pepe' estaban esperándome el presidente, el alcalde de Murcia y Guijarro, un representante. Me dijeron que querían subir. Pedí más de un millón y me lo dieron. Ascendimos y al acabar la temporada vino el Sevilla a buscarme. Estuve entrenando una semana con ellos, pero al final no se hizo".

"Al Murcia llegó Fernando Daucik de entrenador y trajo a un ahijado que quería jugar de '10'. Como yo no callaba, discutí con él. Quería ponerme de '4' y a mí el '10 'no me lo quitaba nadie".

"En la última temporada en el Murcia tuve unas fiebres de Malta que me echaron a pique. Así que me retiré con 31 años".

"Hice el curso de entrenador nacional en Madrid y empecé en el Imperial de Murcia. Fue una época de muchos cambios y el fútbol empezó a ponerse horrible, una mafia tremenda. En Murcia había un presidente con problemas económicos que se quiso salvar con el club. Pasó de todo".

Fútbol total

"En el Murcia entrené a excompañeros. Lo llevé bien con ellos. Cambias de uniforme y no pasa nada. Me gustaba el fútbol total. Mis equipos lo hicieron antes de que lo pusiera de moda el Ajax. Llegué a jugar semifinales de Copa con el Murcia en Tercera, eliminando al Sevilla de Max Merkel. Y llenando La Condomina. También con el Granada, en Segunda B, estuve a punto de llegar a la final".

"En mi carrera de entrenador tuve problemas con más de un presidente. Como el del Pontevedra, un tal Vázquez, que era un desastre".

"El Oviedo me llamó cuando descendió a Segunda B. La gente me recibió muy bien, pero aquello era un marrón. Tuve que liquidar a los jugadores que habían bajado al equipo, que eran unos golfos. La prensa estaba siempre pendiente de Daniel García Yagüe y de mí. Faltó paciencia y me echaron. Lo de menos era que estuviéramos en Segunda B. A mí lo mismo me da entrenar en Regional que en Primera. Para mí es fútbol. Pero me tocaron épocas muy malas en muchos equipos".

"Después de entrenar al Poli Ejido, me llamaron de Canal Sur para comentar partidos de equipos andaluces en radio y televisión. A la gente le gustaba lo que decía porque era auténtico, no me mordía la lengua".

"En esa época tuve ofertas de entrenadores para que los asesorase. Incluso algunos a los que había criticado en la tele. Por ejemplo, José González cuando estaba en el Cádiz. Le decía lo que tenía que hacer antes de los partidos. Ése es el momento clave para ganar".

"Subí a equipos a Primera, pero no entrené nunca porque la suerte influye muchísimo. Además, yo estaba solo en el mundo, nunca tuve representante. Si entrenaba siempre era porque los jugadores hablaban bien de mí a los presidentes".

Monotonía

"Hace un par de años volví a Luanco, para vivir con mis hermanas Isabel y Milagros, y recuperarme de un ictus".

"El fútbol de ahora es un tormento porque juega todo el mundo igual. Nos van a salvar las mujeres, el resto es una monotonía brutal. Es el mismo fútbol en un alevín de Bañugues que en Manchester. No hay espontaneidad. Hacen todos lo mismo".

"El único que hace lo que les prohíben a los demás es Messi, que dribla hasta que la pierde. A los diferentes los quitan en seguida. Así que dejan de hacerlo. Los entrenadores sólo quieren que se la den al que está al lado".

"Hay que dejar al futbolista que explote. Había mejores futbolistas antes. Siempre hay alguno que es un genio cuando empieza, pero a los dos años se ha robotizado. Por ejemplo, Lewandowski era un fenómeno hace tres o cuatro años. Ahora se ha vulgarizado, es uno más".

"El fútbol lo hacen futbolistas, y ahora hay muy pocos. Hay muchos jugadores de fútbol, pero pocos futbolistas. Por ejemplo, Crisitiano Ronaldo no es un futbolista. Es un jugador que aprovecha muy bien los balones en el área para tirar a gol. No se puede ni comparar con Messi".

"Al Oviedo lo quiero tanto que con él no soy objetivo. Soy apasionado. Aunque juegue mal, yo no lo veo así. Soy muy sentimental. No entiendo un oviedista que no sea antisportinguista. Y viceversa. Aunque eso no quita para que sea muy amigo de jugadores del Sporting. Y una vez, en verano, jugué un partido amistoso con la camiseta del Sporting en El Molinón, junto a Toni y José María".

"Para mí el Oviedo sigue siendo Herrerita, Toni, Falín. Estoy muy disgustado por la poca trascendencia que tuvo la muerte de Toni. Fue algo terrible. Es un icono del Oviedo, como Herrerita o Lángara".

"Al Oviedo de ahora da pena verlo. No lo veo con autoridad. Los mensajes que se dan de que hay que sufrir hasta el infinito no me gustan. Es verdad que en el fútbol influye mucho la suerte para subir o para bajar. El problema del Oviedo es que está a un año de consolidarse como un equipo de Segunda. Cuando llevas cuatro o cinco temporadas, te haces equipo de Segunda".

"De todas formas, de los últimos años me quedo con el Oviedo de Anquela. Está mejor llevado".

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