Los 90 minutos de El Requexón resumen a la perfección la esencia de este Vetusta campeón. Un equipo sólido, compacto, que nace desde el orden. Arriba ya se impondrá el talento. Con la receta de siempre y el toque inconfundible de su entrenador Javi Rozada, equipo de autor, el Vetusta regresa a Segunda División B 16 años después. Fue en 2002 la última ocasión en la militó en la categoría de bronce. Después llegaría la etapa en el barro, la que se llevó al filial por delante como efecto secundario. Ahora, El Requexón vuelve a sonreír con un equipo mayúsculo.

Porque la eliminatoria ante el Mutilvera solo es la continuidad de lo que se viene observando desde agosto. La Tercera se le queda pequeña a un equipo que a la hora de la verdad siempre ha dado la cara. En los 180 minutos de eliminatoria ante el Mutilvera, campeón navarro con una marca llamativa (94 puntos), apenas concedió ocasiones. Ni un mínimo resquicio al rival. Esa mentalidad gregaria, de equipo adulto le ha concedido el éxito.

La vuelta de la eliminatoria por el ascenso siguió el guion esperado. Con el Mutilvera intentando una hazaña de la que nunca pareció convencido. Con el Vetusta cerrando con orden (magistrales Prendes y José Martínez) y dañando cuando Borja Sánchez entraba en juego. La primera parte fue sosa, anodina, sin ocasiones que llevarse a la boca. Un partido gris no perjudicaba al Vetusta que, tras el descanso, sí le dio otra marcha. Steven hizo el primero en un gesto de delantero tras un gran servicio de Lucas. El panorama se aclaró aún más con la roja vista por Antxon, zaguero visitante.

Con el partido controlado de forma eficaz por Cortina y Jimmy en el medio llegó un susto. Uno de esos que siempre puede haber en un partido. Adrián remató en el primer palo para poner un 1-1 que añadía algo de inquietud. Duró dos minutos, los que tardó Viti en coger la moto y Jimmy en ver el desmarque. El extremo definió con la zurda a la red para matar la eliminatoria. David González subrayaría en el 82 la superioridad del Vetusta con el tercero en una buena definición.

Pitó el árbitro y se desató la euforia. El Vetusta vuelve a Segunda B, su techo histórico y El Requexón sonríe. No es solo un ascenso. Es una demostración: la cantera siempre es una apuesta acertada.