Los oviedistas más mitómanos mirarán el Mundial de Rusia, que arranca este jueves, con un cierto recuerdo a Italia 1934. Hace 84 años fue la única y última vez que un futbolista del Oviedo jugó un Mundial con España (militando ese mismo año en el club carbayón). Se trata de Isidro Lángara, uno de los grandes jugadores de la historia del Oviedo y el mejor goleador español de todos los tiempos, según la Federación de Historia y Estadística de Fútbol.

Lángara, que jugó ocho temporadas en el Oviedo en dos etapas diferentes (emigró a Argentina en la guerra civil), fue uno de los elegidos por el seleccionador de entonces Amadeo García Salazar, que confeccionó una lista de 21 jugadores. El delantero vasco era uno de los pilares de esa selección, sostenida por Zamora en la portería y que iba a Italia con aspiraciones de hacerse campeón. La cita mundialista no pudo empezar mejor para España, que pasó por encima a Brasil en los octavos de final, en un partido que acabo 3-1 para la Roja. Lángara, fue uno de los más destacados de ese encuentro, anotando el tercer gol en el minuto 29. El brasileño Leónidas, metería el gol del honor en el 55.

Después de superar a Brasil una crecida España se vería las caras con la anfitriona Italia en los cuartos de final, que se jugaron en Florencia. Lángara también fue titular ese partido, que acabó en empate a unos. El gol de España lo anotó Regueiro y el de los italianos fue obra de Ferrari. La selección italiana era un equipo duro y España notó la agresividad de los azurros. Para el partido de desempate celebrado al día siguiente (en aquella época no había penaltis), la selección acudió con un total de siete bajas, de jugadores que habían caído por lesión. Lángara estaba entre ellos. La selección, lastrada por las bajas y por un arbitraje muy casero que causó un verdadero escándalo en España, que reclamó hasta dos goles anulados por árbitro suizo Rene Mercet. También estuvo en entredicho el gol de Italia de Meazza, tras una posible falta a Nogués, portero que suplía al lesionado Zamora. La actuación arbitral le pasó factura al colegiado suizo, que fue expulsado de la FIFA y más tarde de la Federación Suiza. Italia acabaría ganando ese Mundial, eliminaron a Austria en semifinales y solventaron la final contra Checoslovaquia en Roma (2-1). Para el oviedismo Italia 1934 fue el Mundial de Lángara, pero para la historia quedará como la cita que contó con la presencia del dictador Mussolini, que estuvo en la final y en el partido inaugural, haciendo el saludo fascista.