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Linares: "A ver cómo le explico a mi hijo que papá ya no va a jugar en el Oviedo"

"A veces me pregunto si merezco tanto cariño como el que me ha brindado la afición estos años"

Linares agradece los aplausos del último partido. JULIÁN RUS

Los Linares dejan Oviedo. Porque no se trata solo de Miguel, el padre de familia, artillero de profesión. Siempre que habla de su estancia en Oviedo, Miguel Linares Cólera (Fuentes de Ebro, Zaragoza, 1982) lo hace en plural. Habla de la familia, de su mujer y de sus tres hijos, Elsa, Adriana y Miguel. Linares puso fin a una maravillosa etapa de 4 años en el Oviedo con una carta publicada en las redes sociales. Lo hizo con un sentimiento por encima del resto: agradecimiento. Al club, a sus empleados y, sobre todo, a la afición, que desde el primer sprint le trató como uno de ellos.

Linares deja un legado incontestable de goles, 56: 24 en Segunda, 28 en Segunda B, 2 en promoción y 2 en Copa. Es el 15.º máximo anotador de la historia del Oviedo en todas las competiciones. Y se va con una imagen inconfundible, aquella que se vio en Astorga, con el uniforme lleno de barro, con gesto de agotamiento. Y con la satisfacción por ganar un partido que, años después, cita clave en el devenir de la temporada. De ahí, su frase en la carta de despedida: "Yo siempre podré decir que estuve en Astorga". Linares atiende a LA NUEVA ESPAÑA desde Zaragoza, donde se ha ido con la familia para disfrutar las vacaciones antes del inicio de la pretemporada.

- Una decisión difícil, supongo...

-Sí, aunque en cierta medida esperada. A veces, aunque no haya una respuesta clara hay cosas que se dan por hecho. También tengo claro que si tenía que salir, que fuera con un último partido como el que viví contra el Huesca, con la gente coreando mi nombre.

- ¿Qué le dice el club cuando se reúnen?

-Los dos somos claros en nuestros planteamientos, no hay secretos entre nosotros. La idea era esperar a ver qué pasaba pero también me surgen otras cosas. Hablé con el club, también con Anquela, y nos dijimos lo que había. El Oviedo quiere savia nueva para la delantera y además tiene un delantero contrastado como Toché, uno de los mejores de la categoría. Me hubiera gustado continuar pero el final también es bonito. La despedida se ha dado así.

- ¿Qué sensación le queda?

-Me voy feliz. En lo deportivo, la temporada desde el punto de vista personal no ha sido nada mala. La pena es ese final sin el premio del play-off de ascenso. Y como saldo general, solo tengo palabras de agradecimiento para el oviedismo. La respuesta de la gente hacia mí ha sido espectacular desde el primer día que me puse esta camiseta. Esta sensación que he vivido no se paga con dinero. A veces me pregunto si merezco tanto cariño como el que me ha brindado la afición estos cuatro años.

- Y eso que firmar por el Oviedo, por entonces en Segunda B, no debió de ser una decisión sencilla.

-Aposté en su momento y, afortunadamente, salió todo bien. Decidí venir a un club que estaba en Segunda B pero era consciente de adonde venía. Sabía que el club estaba por encima de la categoría.

- La espina es no haber cumplido el sueño de jugar con la camiseta azul en Primera?

-Sí, es lo que me queda. Me hubiera encantado hacerlo. Ojalá el Oviedo llegué cuanto antes a Primera, porque ese es su lugar.

- ¿Es optimista con el futuro de la entidad?

-Sí, claro. El Oviedo está en buenas manos, la línea de trabajo es la adecuada, y más pronto que tarde el equipo estará en la máxima categoría. Lo que pasa que la Segunda División es muy complicada y se hace muy duro lograr el éxito. Pero el trabajo va bien encaminado, estoy convencido.

- ¿Se imagina visitando el Tartiere con otra camiseta?

-Sería extraño después de los últimos cuatro años, pero también una experiencia agradable. Cuento los días para que suceda porque creo que podría ser un día muy bonito. Porque significaría volver a mi estadio, con mi afición. Y seguro que tengo un gran recibimiento.

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