Hace casi 30 años que llegó a España la primera prótesis de cadera dotada de un vástago -el componente que se introduce en el fémur- totalmente recubierto de hidroxiapatita: la prótesis Furlong. La hidroxiapatita es el principal componente mineral de los huesos y, al utilizarla para recubrir el implante, la afinidad química consigue una fijación natural entre éstos y la prótesis.

El diseño de esta prótesis, que introdujo en España la multinacional asturiana MBA Surgical Empowerment, revolucionó la fijación de los implantes al hueso, prolongando su vida útil y reduciendo las complicaciones asociadas. Hoy, el Registro Nacional de Prótesis Británico (NJR) -el más antiguo y prestigioso del mundo- certifica que el sistema Furlong es el que presenta menores probabilidades de revisión a largo plazo (4,59% a los trece años).

Estos resultados son más que suficientes para asegurar la calidad de vida de los pacientes sometidos a una artroplastia total de cadera, pero actualmente éstos muestran un nivel de exigencia y unas expectativas mucho mayores que en el pasado. Deciden operarse a una edad más temprana para no soportar los dolores que provoca la artrosis y, además, demandan mantener un nivel de actividad similar al que tenían antes de la operación. Esto plantea nuevos retos a los traumatólogos y a las empresas suministradoras de productos sanitarios.

Por ello se ha producido una popularización de los abordajes mínimamente invasivos, que suponen un menor daño para las partes blandas del paciente y una recuperación más temprana. Además, como las intervenciones se practican en individuos más jóvenes, las posibilidades de que tengan que ser sometidos a una o varias cirugías de revisión se incrementan enormemente. Estos dos factores combinados han favorecido que algunos traumatólogos -y en pacientes seleccionados- se decanten por nuevos diseños protésicos que consuman menos hueso en su implantación y que requieran de menores incisiones quirúrgicas. Son los conocidos como vástagos cortos.

MBA Surgical Empowerment vuelve a ponerse a la cabeza de la innovación, combinando las ventajas ya probadas del vástago Furlong con las nuevas aportaciones de los vástagos cortos. Nace así la prótesis Evolution, que aúna la geometría y el recubrimiento Furlong con un diseño más reducido que minimiza el consumo óseo sin alterar en demasía la técnica quirúrgica tradicional. El nuevo vástago lleva ya utilizándose algunos años en diversos hospitales españoles y europeos con resultados muy prometedores.

Pero, además de en la fijación de las prótesis, también se trabaja en mejorar los materiales que permiten el movimiento articular. Aunque las opciones tradicionales como los polietilenos y las cerámicas ofrecen buenos resultados clínicos, la compañía asturiana da un paso más allá con un material único en el mercado: el policarbonato-uretano (PCU). Bajo la marca TriboFit, el PCU ofrece unas tasas de desgaste muy bajas y permite la utilización de cabezas de gran tamaño gracias a su reducido espesor, pero sobre todo tiene un módulo de elasticidad prácticamente idéntico al del cartílago humano, buscando que los receptores de la prótesis sientan el implante como una parte más de su organismo.