La Nueva España de Siero

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La obra escondida de Sánchez del Río: la impronta del riojano, también en Carbayín, Lugones o Viella

El ingeniero llegó a Asturias para trabajar en San Esteban y fue empleado del Ayuntamiento de Oviedo antes que del sierense

José Manuel Rodríguez Hevia, ante el mercado de abastos de Pola de Siero, obra de Sánchez del Río. | Luján Palacios

Una figura de sobra conocida, y a la vez, con mucha obra aún oculta para el gran público. Ildefonso Sánchez del Río, artífice de trabajos tan emblemáticos en Pola de Siero como la plaza de abastos, los paraguas del antiguo mercado de ganados, el depósito de aguas o el ensanche de la localidad, también extendió su maestría fuera de la capital sierense, con proyectos (algunos de los que cuales no llegaron a ser ejecutados) que abarcan núcleos como Lugones, Granda, Carbayín e, incluso, la vecina Noreña.

El licenciado en Historia José Manuel Rodríguez Hevia ha dedicado largos años a estudiar a fondo la obra de Sánchez del Río y todos los proyectos que salieron de su privilegiada cabeza. Pese a la fama de muchos de sus trabajos, hay otros que también reclaman reconocimiento.

Una nave de Viella, una de las obras menos conocidas del ingeniero

Nacido en Haro (La Rioja) en 1898 y fallecido hace 42 años en Madrid, Sánchez del Río estudió la Enseñanza Media en Madrid, en la Institución Libre de Enseñanza y en el Instituto Cardenal Cisneros. En 1916 ingresó en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la capital, donde finalizó sus estudios y fue uno de los mejores discípulos de José Eugenio de Ribera, especialista en hormigón. Empezó su carrera como ingeniero en el puerto de San Esteban de Pravia y fue ingeniero municipal en Oviedo, pero pronto pasó a ser una referencia en el concejo de Siero, donde fue reclamado por el Ayuntamiento ante la necesidad de acometer obras públicas en la que dejaría su impronta para siempre, tal y como resalta Rodríguez Hevia.

El depósito de agua de la Pola

“En 1928, el alcalde José Parrondo acordó construir varias escuelas en Siero, obras de conducción y abastecimientos de aguas y un mercado cubierto en la Pola”, reseña el historiador, para recordar que dicho mercado se proyectó en el año 1928, pero no se terminó hasta 1931, “con un coste final de 400.000 pesetas”. También es suyo el depósito de aguas de Pola de Siero, “una copia en miniatura del de Oviedo, con fachadas de Joaquín Vaquero, mil metros cúbicos de capacidad y un coste de 338.000 pesetas”, detalla Rodríguez.

El ensanche de Pola de Siero, proyectado en 1931 y referencia a partir de los años cincuenta del pasado siglo para el crecimiento de la localidad hasta los planes de ordenación urbana posteriores, o los cinco paraguas originales levantados en hormigón armado en el antiguo mercado del ganado, del que sólo se conserva uno, se suman a otros proyectos de obra civil menos conocidos pero no por ello menos importantes.

Así, como señala José Manuel Rodríguez Hevia, en el año 1931 Ildefonso Sánchez del Río proyectó dos traídas de agua para Carbayín Alto y Lugones. En el caso de Carbayín, las obras se ejecutaron con subvenciones de las empresas mineras de la zona, y se levantó un depósito en forma de copa de los dos que estaban proyectados. “Se conserva aún hoy en día, y los vecinos pidieron en varias ocasiones su restauración para mantener este patrimonio”, indica. El de Lugones se proyectó también en 1931 en el bosque de La Cebera, junto al chalé de los Tartiere. “Hubo problemas con el Ayuntamiento de Oviedo porque no querían dejar que se hiciera la captación de agua del Naranco. Finalmente, Siero pidió 80.000 pesetas al Estado para la obra, de las que llegaron la mitad a la Junta del Paro, y se pudo ejecutar en 1940”, explica el historiador.

Otra de las obras desapercibidas de Sánchez del Río fue una nave en Viella proyectada en 1958 para un empresario particular como almacén de ladrillos refractarios y que se conserva en la actualidad de manera precaria, con bóvedas onduladas de 25 metros de luz y 48 metros de longitud. “Se ejecutó en el año 1960 y antes había sido encargada la obra a Narciso Álvarez Antón, pero no gustó al propietario, quien sólo dejó la chimenea de ese primer proyecto. Así que fue Sánchez del Río quien levantó la nave, y no se supo hasta finales de los noventa que era un proyecto suyo”, indica Rodríguez Hevia.

El paraguas de Pola de Siero.

Además, el ingeniero también firmó el proyecto de una carretera no ejecutada entre Limanes y Tiñana. Diseñada en 1934, no se materializó por la Guerra Civil y la falta de presupuesto.

A estas obras se suman otras en el concejo vecino de Noreña, donde el ingeniero recibió el encargo de Ramona Rionda, viuda de Pedro Alonso, de crear un depósito de aguas similar al de Siero. Por el elevado coste no se llegó a ejecutar. Sí se llevó a cabo la traída de aguas desde manantiales de Hevia y Santa Marina. También es de Sánchez del Río la finalización del mercado de abastos de la Villa Condal. En un principio, se le encargó a Enrique Rodríguez Bustelo, pero tuvo un error en el cálculo de la estructura y cuando se estaba construyendo, se vino abajo el techo. Fue el ingeniero Sánchez del Río quien regresó de Madrid para finalizar esta obra y terminar de ganarse una fama más que merecida y que llega más allá de sus trabajos emblemáticos en Pola de Siero.

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