Marcha adelante, marcha atrás, sin manos, a cuatro patas y con disfraces. Todo valía ayer en la localidad sierense de Collao para disfrutar de una carrera de burros que congregó a cientos de personas y que acabó con un ganador claro: las ganas de pasarlo bien sin complejos.

Dos de los pollinos participantes en la competición se saludan al inicio de la carrera. | L. Palacios

Tomaron la salida siete rucios, todos ellos ataviados con pelucas, mantas de colores y hasta flores en las orejas. Los jinetes no se quedaron atrás: de Superwoman al Capitán América pasando por el Príncipe de Beuckelaer y una especie híbrida entre folclórica y madame parisina. Cualquier cosa para dar rienda suelta a las risas en un circuito de velocidad y habilidad, con pruebas para comer milhojas sin manos, beber un refresco sujetado sólo con los dientes, meter la cabeza en un balde de agua para hacerse con una pelota de tenis, pinchar globos a galope o comer un plátano a cuatro patas y en movimiento.

Hubo patinazos, caídas sin mayor gravedad, equivocaciones en el sentido de la marcha, alguna coz suelta y risas, muchas risas del respetable deseoso de jarana. Al final todos resultaron ganadores, aunque el que se llevó el mejor premio fue uno de los pollinos: descubrió los pasteles en la primera vuelta e hizo parada en todas las demás para lamer las migas.

El Capitán América, a trote ligero por Collao. | L. Palacios

La carrera puso la guinda a las celebraciones patronales en honor a San Cristóbal, de vuelta al prau de la fiesta dos años después. Los vecinos disfrutaron de reparto del bollo y la merienda popular, y los asnos se llevaron el aplauso unánime. Una burrada de competición.