Russ Heath sólo puede ser recordado por su calidad de dibujante. Lo saben los aficionados a los cómics y se rinden a ella sus colegas. No se le puede unir a ningún personaje de cómics con el que Hollywood haya hecho películas, ni es el creador gráfico de superhéroes cuyas historias lleguen a nuestros días. Pero Russ Heath está con su magnífico dibujo, con su elegancia estilística, con sus efectos fotográficos, con sus composiciones de ilustrador y con su limpieza narrativa a lo largo de más de medio siglo de paso por la industria de los tebeos estadounidenses. Además, no hace falta traerlo del pasado para recordarlo: sigue en activo a sus 83 años. Esta semana estará en Gijón, como estrella del XXXIII Salón Internacional del Cómic Principado de Asturias. El próximo sábado, en la tarde de cierre del Salón -en el Centro Cultural Antiguo Instituto, a partir de las seis y media-, se presentará su trayectoria, contestará al público y se le podrá ver dibujando junto al resto de los artistas invitados.

Como todos los dibujantes de su generación Russ Heath (Nueva York, 1926) peregrinó de editorial en editorial, pero la mayor parte de su obra está en los archivos de DC, la propietaria de «Superman» y «Batman».

Precoz, como era frecuente entonces, publicó su primera historieta a los 16 años. Dejó hecha alguna colaboración en EC, la editorial de los tebeos macabros que inspiró la tesis que relacionaba lectura de cómics y aumento de la violencia juvenil, una comisión perseguidora y el código de autorregulación de los editores de tebeos (Comic Code). Hizo un par de superhéroes («Marvel Boy» y «La Antorcha Humana») en Timely -la editorial que luego se convertiría en Marvel-, en la que cabalgó por las colecciones de tebeos del Oeste, aplicando un estilo más documentado y realista. Detrás de ese afán estaba un recuerdo infantil: las críticas que hacía su padre -que había trabajado de cowboy- cuando lo llevaba al cine los sábados por la mañana a ver películas de Tom Mix. «Dos Pistolas Kid» y «Kid Colt» fueron dos de las colecciones que se beneficiaron de su arte.

Pero el «western» perdió fuerza comercial y, además, la editorial de Heath iba a ser DC, a partir de 1954, enrolado por Joe Kubert y Robert Kanigher en los tebeos de guerra. Ése es otro motivo para no recordar a Heath más que por sus magníficos dibujos. Hizo centenares de historias cortas de personajes anónimos de la serie «The Haunted Tank» y muchas historias del «Sargento Rock» (del que Hollywood prepara una película), pero ese personaje y la caracterización de los cómics bélicos es de Joe Kubert, un maestro de su misma edad que también sigue en activo.

Los guiones eran de Robert Kanigher, un escritor que procedía de la radio y que siguió la estela de Harvey Kurtzman de quitarle facilidad propagandística a los tebeos de guerra para embarrarlos de realidad, muerte y jungla. Corea ya no era la II Guerra Mundial, es cierto, pero también lo es que el género puede plantear la debilidad, la cobardía, la extrañeza y la miseria del soldado sin dejar de manejar códigos de guerreros y militarismo, aunque en la última viñeta se escriba el lema «Make war no more» («No hagas más la guerra»).

Russ Heath también es uno de los dibujantes de la sexy y divertida «Little Annie Fannie», una serie de los sesenta protagonizada por una especie de Marilyn haciendo de Marilyn, una modelo con mucha inocencia y poca ropa en un mundo de tíos salidos. Fue creada por Harvey Kurtzman (el inventor de la mítica revista de humor «Mad») para Hugh Heffner y su «Playboy».

En su peregrinar, Heath estuvo también en el intento de la editorial Atlas, de Martin Goodman (el antiguo dueño de Marvel), en 1974, junto a jóvenes como Walter Simonson, Bernie Wrightson, Howard Chaykin o el ribadense Suso Peña, porque seguía contando para hacer colecciones de prestigio.

Russ Heath, el admirado dibujante sin personaje (en España con pocas y desordenadas ediciones), explicó en parte su concepción del oficio en una entrevista a Jon B. Cooke, y tiene ese algo de desdén hacia un sentido de la carrera propia, nada diferente del de otros contemporáneos suyos.

Para Heath en el oficio tenía un cierto control sobre las ganancias según el número de páginas que era capaz de despachar. Había colegas que trabajaban lo más rápido posible, pero le parecía que en ello se prostituían, y él no quería que le pasase así y prefirió hacer un buen material y no estar sólo por el dinero. Heath también despachó historietas en las que no podía dibujar mal pero no lucía todas sus capacidades. Algunas de terror para Warren (la editorial de «Creepy») son así. También su contrario, como la bélica «Toma y daca».

En los últimos años ha colaborado con Marvel. Trabajos de hace un año testimonian su buen trazo y su eterna elegancia. Son trabajos cortos en los que es presentado como una estrella. Una estrella que estará esta semana en Gijón.