El embarazo no es una enfermedad. Eso todos lo sabemos. Es, sencillamente, un período fisiológico y natural. Sin embargo, durante estos nueve meses, la mujer puede verse afectada por una serie de contratiempos que pueden llegar a alterar de manera significativa su calidad de vida. Una de ellas -relativamente frecuente y, sobre todo, muy molesta- es la ciática, o sea, ese dolor que comienza en la parte alta de las nalgas, próxima a la cabeza del fémur, y que en casos más graves puede alcanzar el pie tras recorrer la pierna siguiendo la «raya del pantalón». El origen de este contratiempo está en el pinzamiento del nervio ciático, situado en la parte inferior de la columna vertebral.

Aunque es cierto que este dolor puede manifestarse en cualquier persona, en el embarazo hay factores que lo hacen más probable. Debemos tener en cuenta que el aumento de volumen propio que se experimenta durante la gestación provoca, inconscientemente, una tendencia a modificar la postura para mantener el equilibrio del cuerpo, por lo que la mujer echa los hombros hacia atrás; esto, unido a la mayor laxitud de los ligamentos, propia de este período, favorece la compresión del nervio ciático con el consiguiente dolor.

Sin embargo, esta alteración del nervio ciático se puede prevenir con una serie de normas sencillas que consisten en mantener posturas correctas, tanto sentadas como de pie y evitando los movimientos violentos. Ahora bien, existe algo muy conveniente y es que la embarazada lleve a cabo actividades físicas tales como la natación, yoga y determinados tipos de ejercicios, y todo ello con el fin de reforzar y fortalecer los músculos de la espalda. Si pese a estas precauciones la mujer se ve afectada por esta alteración, cualquier movimiento, por leve que sea, lo incrementará de manera significativa. En estos casos, lo más recomendable es guardar reposo sobre un colchón duro y con las piernas flexionadas por las rodillas. En aquellas situaciones en las que el dolor sea muy fuerte, deberá ponerlo en conocimiento de su ginecóloga/o para que le instaure el tratamiento farmacológico adecuado.

Una vez más, estar en buena forma física tiene incontables beneficios; uno de ellos es que nos hace menos vulnerables a estas molestias. Si antes del embarazo la mujer ha hecho ejercicio de forma habitual, los músculos de la zona vertebral estarán bien desarrollados y harán más difíciles los movimientos que puedan comprimir el nervio ciático.