La guerra contra el tabaco está servida. De unos años a esta parte, el rechazo social de los fumadores pasivos, la amenazadora publicidad de las cajetillas, los altos costes de los tratamientos de las enfermedades provocadas por su adicción y las evidencias clínicas de que perjudica seriamente la salud han llevado a la conclusión de que fumar es un placer muy peligroso. Dice la OMS que cada ocho segundos muere un ser humano víctima del tabaco.

Ahora bien, deshacerse de ese compañero que ha estado contigo en todos los momentos importantes de la vida no es tarea fácil. Dicen los expertos que el poder adictivo de la nicotina supera al de la heroína y del total de fumadores que tratan de abandonar el tabaco, lo logra un 3% de los que no recurren a ningún tipo de ayuda ajena, un 7% de los que tienen apoyo de su médico de cabecera, y entre un 30 y un 50% de los que recaban ayuda de un especialista en tabaquismo y reciben tratamiento. O sea, que el estado de ansiedad al que han de someterse es muy importante. Y en un elevado porcentaje de casos tratan de canalizar toda esa problemática en un impulso irrefrenable por consumir comida, fundamentalmente rica en grasas y azúcares, con sus nefastas consecuencias.

¡Complicado, sí, señor! Intentas dejar una adicción y te metes en otra. Abandonas el tabaco y comienzas a ganar peso. Pero lo cierto es que no hay fórmulas mágicas para abandonar el hábito tabáquico. Tampoco para perder kilos. Que se sepa, lo único que realmente funciona es la decisión firme de no encender un cigarrillo y de llevar a cabo una alimentación con control nutricional. Pero para ello se precisa una gran dosis de voluntad. Y ésta, ni se compra ni se vende. Se tiene. Sólo hay que estimularla. Y ponerla en práctica, ya que con ella cada cual consigue todo lo que se propone, a pesar de las mil peripecias que pueden detener el paseo hacia la meta. Pero hay que proponérselo firmemente. Y tomarse al pie de la letra esas recomendaciones tan pesadas, pero que funcionan muy bien, de los responsables de la salud y que son tan importantes para una óptima calidad de vida: «Y ahora, olvide para siempre el tabaco, beba al menos un litro y medio de agua al día, coma sano y dé una vuelta por el parque».