Grace Kelly y Cayetana de Alba están más de moda que nunca. La exposición «Grace Kelly: style icon» en el Victoria & Albert Museum de Londres y la emisión de una serie de televisión sobre la biografía de Cayetana han vuelto a poner de relieve, aún más si cabe, la vida y el estilo único de estas dos grandes mujeres. Por un lado, el clasicismo elegante y refinado de uno de los rostros más bellos del cine y posteriormente princesa de Mónaco, frente al más absoluto anarquismo colorista y original en el vestir de nuestra querida duquesa.

Gran icono de la moda durante los años en que Alfred Hitchcock la convirtió en diosa de Hollywood, Grace Kelly rebosaba elegancia en cada una de sus apariciones. Fue, sin lugar a dudas, su época más glamourosa y lucía radiante con el vestuario inspirado en el «new look» que crearon para ella Oleg Cassini, Edith Head y Helen Rose, que eran los diseñadores más importantes de los estudios cinematográficos de la época. El mundo de la realeza cambió aquel estilo sofisticado de los años cincuenta hacia un gusto por la alta costura más acorde con su nueva posición como princesa monegasca. Dior, Balenciaga, Givenchy y Saint Laurent, fieles representantes del «chic» parisino, se convirtieron en sus favoritos imprescindibles.

Los complementos fueron los mejores aliados de la princesa que le daban ese toque «lady» que la caracterizó siempre, con predominio de líneas simples y suaves en prendas de colores pastel. Sentía debilidad por los pañuelos de la firma francesa Hermès, los cuales llevaba en el cuello o en su cabeza, las grandes gafas de sol, los sombreros y los guantes cortos blancos. Pero si hay un complemento que no le podía faltar es el mítico bolso de Hermès que lleva su nombre, el «Kelly», desde que la princesa lo puso de moda al salir con él en la portada de la revista «Life». Aunque llevaba en el mercado desde los años treinta, fue en ese momento cuando se convirtió en uno de los iconos de la casa y desde entonces hasta la actualidad sigue siendo un «must» de los más cotizados y deseados.

Cayetana siempre ha mostrado mucha personalidad a la hora de vestir, no importándole ni los convencionalismos, ni las apariencias, ni el qué dirán. Una amiga de la duquesa me comenta: «Muchas personas se preguntan quién le hace los estilismos. ¡Nadie, es ella misma! En sus viajes y en los rastrillos compra la ropa que luego luce tan divertidamente». Absolutamente verdad, la duquesa detesta la seriedad en la ropa y su carácter alegre y rebelde se refleja en su manera de vestir «a su aire». Se encuentra muy cómoda de pantalón y con faldas largas que acompaña con llamativas camisetas, a juego, de tonos verdes y rojos, sus colores favoritos. Jamás amarillos, ni blancos. Adora las ropas de estilo oriental. Lo que nunca se pone son abrigos que la incomodan, prefiriendo las chaquetas. Nunca lleva pieles y como calzado, cómodas manoletinas.

Siempre ha sido una gran defensora de la mantilla española. Posee una de las colecciones más valiosas de nuestro país. Tanto en la boda de su hijo mayor, Carlos, como en la de su hija Eugenia quiso que todas las damas asistentes a la ceremonia la llevaran. Nunca ha quebrantado la norma de que la mantilla blanca debe utilizarse sólo para ir a los toros o en ceremonias que se celebren por la mañana. Para las ocasiones importantes acude al modista Tony Benítez.

En cuanto a las joyas, me sigue contando su amiga: «Posee uno de los mejores joyeros de toda Europa y, sin embargo, le encanta utilizar bisutería hippy. Hay que tener en cuenta que Cayetana no sólo posee las joyas de la Casa de Alba, sino que heredó valiosísimas alhajas de Eugenia de Montijo, su antepasada. Algunas coronas, así como impresionantes collares de perlas y aderezos de esmeraldas, las ha lucido la propia duquesa en aconteceres internacionales cuando estuvo casada con Martínez de Irujo y con Jesús Aguirre, pero hace ya muchos años que no ha vuelto a lucirlas, desterrándolas de su estilismo porque no es nada ostentosa».

Casi treinta años después de su fallecimiento, Grace se mantiene como una de las mujeres más admiradas del mundo y símbolo eterno de belleza y elegancia. Cayetana, la mujer que más títulos nobiliarios atesora en el mundo, sigue siendo noticia. A sus 84 años ha sabido ganarse el respeto y el cariño de los españoles por su sencillez, su actitud ante la vida y su originalidad. Grace Kelly y Cayetana de Alba? dos mujeres únicas e irrepetibles, dos mujeres con estilo.