No hace mucho Clapton comenzó a darse homenajes para agradecer y no olvidar su pasado. Así que tiró de un tributo a Robert Johnson, el gran maestro del blues. Más tarde Clapton quiso reunirse con otras de sus influencias, en este caso casi coetáneo: J. J. Cale. Grabó un disco para disfrutar del hombre que había compuesto piezas tan de leyenda como «Cocaine», que se hizo famosa en manos de «mano lenta». Pues bien, ahora Elton John acaba de tener un ataque de nostalgia y quiso reverenciar a Leon Russell, uno de esos músicos de la fila dos (2) del rock con talento de primera fila (1). Russell estuvo al lado Dylan y formó en bandas de ocasión con Harrison o, precisamente, Eric Clapton, entre otras obras del «Leon». El autor de «Daniel», ese hombre de gafa y piano, llamó de inmediato «al Leon», del que había sido fan cuando amanecía la década de los setenta.

Russell es un músico que ha estado en la pomada siempre, especialmente en los años setenta. A principios de esa década Elton John era un proyecto. Eso sí, un proyecto que luego acabaría en todo un fabricante de éxitos; éxitos que han alcanzado el certificado de estándar.

Pero haciendo memoria los mayores y visionando los más jóvenes viejas reuniones de los viejos maestros de la música popular se evocará el concierto para Bangladesh, una reunión para recaudar fondos impulsada por George Harrison a petición del músico indio Ravi Shankar: de ahí salió una escena de los «secundarios» (es un decir). George Harrison le dice a Russell: «¡Arriba, Leon!», para que éste saludara y dejara su papel de secundario. Seguramente Elton John estarían entusiasmado en aquel instante histórico. Tanto como para no olvidar a este instrumentista medio olvidado y proponerle grabar un álbum que en su título ya lo dice todo «The Union». Va más allá y han «girado» para deleite de los seguidores de unos y otros. Y en esta unión de «The Union» se respira sonido de liturgia, atmósfera de la América profunda, realzadas con un guiño acústico y, sobre todo, esa cosa de ver la figura de Russell de nuevo en la carretera y a lo grande, aunque a él «le pone» más el pequeño club. Todo un hito y toda una historia para la ya vieja historia de la música popular. Aquellos genios se van juntando y agradeciéndose cosas. Ahora ya son todos muy mayores, pero, en su día, uno era maestro y el otro alumno: Russell y Elton John. Y mientras estas historias de agradecimiento prosigan más generaciones se irán enganchando de estos estrellones del rock que no se apagan. Contó Leon Russell en alguna entrevista de la promoción de «The Union» que calculaba que no había visto ni hablado con Elton John en unos treinta años. Bien, parece que cuando se está en la escena por encima del medio siglo, treinta y pocos años no son nada.