Si la guerra contra la enfermedad constituye uno de los más nobles desafíos en los que la Humanidad está embarcada, la batalla contra el cáncer representa un aspecto decisivo de esa contienda de dimensiones planetarias. Según algunas estimaciones, los tumores se cobran alrededor de ocho millones de vidas al año. Millares de investigadores en todo el mundo se afanan en conocer mejor los mecanismos que los originan. Entre ellos figuran algunos asturianos que, a lo largo y ancho de la geografía mundial, trabajan en la búsqueda de tratamientos más efectivos que palíen las terribles consecuencias del cáncer.

LA NUEVA ESPAÑA ofrece un chequeo a la actividad de siete científicos asturianos que destacan en el campo de la investigación oncológica. Algunos de ellos son muy conocidos, caso del catedrático de la Universidad de Oviedo Carlos López Otín. Otros lo son menos. Unos trabajan en el Principado, otros lo hacen fuera de Asturias y fuera de España. Pero todos acumulan ya en su mochila una serie de contribuciones que les han granjeado el respeto de la comunidad científica.

Es bien sabido que la palabra «cáncer» engloba más de 200 enfermedades tan iguales como distintas. Distintas porque distinto es el comportamiento de cada tipo de tumor. Y también porque un mismo tipo de tumor afecta de manera muy diferente a unos enfermos y a otros. En consecuencia, la complejidad de la investigación es muy notable y no admite atajos ni expectativas desmesuradamente optimistas. Con todo, los avances son incuestionables. La conclusión de estos científicos es unánime: en el tratamiento del cáncer se acabó el café para todos. El objetivo está definido y comienza a ser realidad: las terapias personalizadas, los tratamientos «a la carta».

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