El Arqueológico da para mucho. Permite visitas relámpago que se pueden realizar en veinte minutos, o se deja mirar durante días cuando nos acercamos a las vitrinas con ánimo de saber. Desde 300.000 años hasta el siglo XV, esa es más o menos la horquilla del tiempo que aparece en una infraestructura recién reinaugurada, enclavada en el corazón histórico de Oviedo, a espaldas de su Catedral, y que rodea uno de los claustros más hermosos del país, desconocido para una buena parte de los asturianos. Es el momento de girar visita. El Museo Arqueológico abrió sus puertas el mes pasado tras una remodelación integral y polémica, pero en cierta medida aún sigue en formación.

De los cantos rodados que trabajaron las poblaciones neardentales en Asturias al arte medieval, pasando por el arte mueble de las cuevas del Paleolítico, los restos de los grandes animales que poblaron estas tierras, las joyas en hueso, los esqueletos de hombres y mujeres anónimos que son como libros abiertos, los cuencos donde los artistas de Tito Bustillo o Candamo mezclaron los colores, las estelas que son como oraciones, la orfebrería castreña... Hachas, picos, arpones... de la piedra al metal, de la paz a la guerra...

Este reportaje cuenta un recorrido -uno de tantos- por el interior del Museo. Como guía, el arqueólogo de la Consejería de Cultura, Jorge Camino, uno de los técnicos que mejor conoce el patrimonio expuesto en el Arqueológico. Las piezas elegidas en estas páginas lo son a partir de datos objetivos, pero también de consideraciones subjetivas, sin más deseo de que sirvan de referencia y ejemplo.

En el Arqueológico se asienta nuestra historia común hasta ese siglo XV, frontera temporal que inicia la edad moderna. Un pasado rico y variado. Antigüedad y modernidad para comprobar que no somos muy distintos de los que nos precedieron.