Hasta hace unos años, lo decían los iluminados. Ahora lo dice la ciencia: nuestros pensamientos crean nuestro mundo y su calidad es determinante para la de la propia vida. Cada uno de nosotros somos como reyes en nuestro propio territorio. Tenemos el poder de detenernos con pensamientos positivos o negativos. Si pensamos bien, tanto mejor. De hecho, se sabe que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal, el sitio donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa el futuro, donde valoramos alternativas, estrategias para solucionar problemas y tomar decisiones, está muy influido por el sistema límbico, o sea, el cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón siente, la mente te lo acaba mostrando.

Ahora bien, tampoco debemos olvidar las palabras. Porque los pensamientos se muestran a través de las que usamos con más frecuencia. Y al utilizarlas creamos una emoción que hace que nos sintamos de una determinada manera. Y, según sea ese sentimiento, tendremos una acción. O sea que somos los creadores de nuestros estados de ánimo y según éstos, de nuestras experiencias.

Que duda cabe que todos los seres humanos tenemos el poder natural e inherente de pensar lo que queramos; absolutamente nadie puede obligarnos a otra cosa. Sin embargo, es fácil darse cuenta que necesitamos mucha más esfuerzo para mantener un pensamiento sostenido y consecutivo, en algo que hayamos seleccionado, que en el mero hecho de dejarnos llevar por aquellos que nos son sugeridos por las apariencias. Y, sobre todo, cuando son contrarios a lo que tenemos ante nuestros ojos.

Pero ahí está el quid de la cuestión. Tenemos que aprender a controlar nuestros pensamientos. Saber pensar se convierte en una habilidad. Y es que, señoras y señores, los expertos hacen hincapié en que nuestra mente posee un enorme potencial y que es el medio por excelencia para ayudarnos a resolver problemas; o sea, que en nuestro interior están las capacidades que nos permiten transformar nuestra vida y tomar el control sobre ella. Además, añaden que todo pensamiento es magnético, porque emite su propia energía y que cada persona se convierte en aquello en lo que piensa habitualmente. La vida es una creación y cada uno es el artista de su propia existencia.

Conceptos que me parecen muy interesantes y que he querido compartir con ustedes. Que pasen un feliz día.