El año 2007 repitió inauguración musical en el teatro Jovellanos con el segundo pase del concierto de Año Nuevo a cargo del Coro y Orquesta Sinfónica de Gijón y el tenor solista Alejandro Roy. La formación dirigida por Oliver Díaz encontró inmejorable repuesta del público ante el programa de escucha amable y festiva presentado en el concierto.

«Si, como decían en la antigua Grecia, la cultura y la música son el mejor baremo para medir el desarrollo de una sociedad, Gijón se encuentra en muy buen estado de salud», explicó el director durante su saludo y felicitación al auditorio. El balance de la OSGI superó el pasado año los 20.000 espectadores a lo largo de una intensa temporada que resume musicalmente el disco «Gijón D Nota 06», entregado como obsequio a los asistentes.

Algunos de los espléndidos momentos recogidos en la selección se repitieron en el concierto de Año Nuevo, que comenzó fuerte para el Coro de la OSGI con la marcha «Gloria all$27Egitto» de la ópera «Aida». El aire triunfal, bien entendido por la formación que dirige Beatriz Suárez, abrió camino a la figura de la noche, Alejandro Roy. El tenor gijonés, garante de elegancia y musicalidad sobre el escenario, protagonizó una actuación creciente en intensidad, que levantó bravos con la conocida aria «Nessun Dorma» y la romanza «No puede ser» de Sorozábal. Ópera y zarzuela protagonizaron íntegramente la primera parte del concierto, en una apuesta por números bien conocidos entre el público pero interpretados con destellos de originalidad, como la polka de «La Gran Vía», donde el coro femenino marcado en la partitura contó con la aportación de las voces masculinas.

La segunda parte, a cargo de la OSGI en solitario, recurrió a la selección de polkas y valses de la familia Strauss tradicionalmente asociados a este evento y evocados con limpieza, gracilidad y ligereza por la formación. Como bis, las ya indispensables «Polka de los campesinos», «Danubio azul» y «Marcha Radetzky», acompañada por las palmas de los asistentes.