Oviedo, P. Á.

«Es algo impresionante después de 20 años con la diabetes». Así explicó ayer J. M. F. S. sus sensaciones, cuando han transcurrido casi tres semanas desde que recibiera un trasplante de islotes pancreáticos, el primero llevado a cabo en Asturias. Tiempo atrás, ya había sido trasplantado de riñón.

Residente en Oviedo, J. M. F. S. tiene 49 años. Fue el pasado 21 de diciembre cuando se le transfundieron células beta que han propiciado que su organismo vuelva a producir insulina. Ha recibido este trasplante como un insuperable regalo de Navidad. «Es inexplicable», señaló a LA NUEVA ESPAÑA.

J. M. F. S. padecía una diabetes catalogada por los médicos como rebelde. Le producía bruscas alteraciones en el nivel de azúcar. Elías Delgado, endocrinólogo del Hospital Central que ha llevado su caso, indicó ayer que, desde el momento del trasplante, el paciente apenas ha necesitado aporte externo de insulina, una situación radicalmente contraria a la anterior, marcada por la dependencia de esta hormona.

Además de los beneficios esperables, la intervención ha causado a J. M. F. S. dos efectos positivos imprevisibles, aunque habrá que ver si persisten en el tiempo. Por un lado, han cesado las frecuentes gastroenteropatías que padecía, las cuales le ocasionaban tanto diarreas como estreñimientos. Por otro, se han normalizado sus niveles de tensión, hasta entonces excesivamente elevados.