Candás, Cristina M. GAYO

«Interpretar: concebir, ordenar o expresar de un modo personal la realidad». Es la definición teórica que César Ripoll (Oviedo, 1976) ha elegido para introducir al visitante en el objetivo de su muestra. Y no se trata de llegar al Centro de Escultura Museo Antón de Candás y comprobar cuál es la manera en la que este artista interpreta. Se trata de un recorrido interactivo en el que cada uno sacará sus propias conclusiones e, incluso, podrá dejar su opinión.

En palabras de su creador, este proyecto «pretende unificar los diferentes elementos de la vida que conforman la creación, la observación, la educación, la formación, el estudio, la investigación, la experimentación, los espacios, los materiales y un sinfín de conceptos, que unidos conforman "Interpretaciones"».

Es un proyecto abierto y multidisciplinar que, a través de diferentes actuaciones, entre las que destacan una serie de talleres realizados con jóvenes de Carreño, promueve un contenido lúdico, social y educativo. Como muestra de este carácter aperturista, Ripoll continuó estas actividades con un proceso de investigación y experimentación de ideas, de recursos materiales y de espacios, que dio lugar al diseño, creación e instalación de la escultura monumental «Obelisco». Una obra situada en lo alto del paseo de San Antonio de Candás.

La profesora de la Universidad de Oviedo Natalia Tielve escribe en el catálogo editado que «Obelisco» es un «hito» en la trayectoria artística de Ripoll. Realizada en acero corten e inoxidable en la punta piramidal, de planta triangular, obedece a una contemporánea reinterpretación de este elemento monumental, casi tan antiguo como la propia historia del hombre. La pieza se representa irregularmente horadada por huecos geométricos que parecen rememorar las inscripciones jeroglíficas que incorporaban los obeliscos egipcios. La monumentalidad de la obra se ve acompasada por las perforaciones introducidas que no solamente aligeran el peso óptico, sino que también permiten dar entrada a la luz como un elemento plástico más. La luz y las sombras, los juegos que se generan y se proyectan en el entorno.

El propio Ripoll fue quien escogió el lugar donde se encuentra «Obelisco» con el objetivo de que los elementos, «la luz, el agua y el viento, interpretaran las figuras» que contiene.

A esta pieza le sigue la exposición del Museo Antón, en la que se plantea como idea general una investigación sobre el número tres, de claro potencial significativo para la escultura al remitir a conceptos como la tridimensionalidad. La incorporación de una diversidad de materiales -hierro, acero, hormigón, alabastro, madera, cerámica, metal, gres, papel- responde, según Tielve, al interés del artista por la exploración de diferentes calidades plásticas y técnicas.