Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

Rafael Sariego García (Oviedo, 1945) fue consejero de Salud del Principado en la pasada legislatura. Acaba de asumir la presidencia del Consejo Social de la Universidad de Oviedo, un nombramiento que ha generado una notable polémica entre el Gobierno regional -responsable de la designación- y la institución académica. En esta entrevista, Sariego -que ha confirmado al catedrático Guillermo Ojea como secretario general del consejo- analiza las causas de este enfrentamiento y anticipa algunas de sus prioridades.

-Su nombramiento ha suscitado una crisis entre el Gobierno y la Universidad. ¿La esperaba?

-Sinceramente, no. No es para tanto. El Gobierno usó su legitimidad democrática y el rector dijo lo que opinaba. Espero que todo esto haya pasado ya.

-¿Afectará a su relación personal con Juan Vázquez?

-Mi relación con el rector es, desde hace años, correcta y amable. Me sorprendió un poco lo ocurrido. Cierto es que él me avisó antes, pero distinguir lo personal de las cuestiones digamos «de negocios» es difícil. En todo caso, es agua pasada y yo quiero mirar al futuro.

-El rector ha cuestionado su idoneidad para el cargo.

-El rector la cuestiona a priori. A mí me gustaría que la sociedad la cuestionara a posteriori, es decir, una vez ejercido el cargo.

-¿Le sorprendió la oferta de Areces de ocupar este cargo?

-Sí. No entraba en mis planes, pero se lo agradezco mucho, porque significa confianza y que uno está vivo y que cuentan con él.

-El rector teme que se le haya encomendado una función de comisario político.

-Eso es como a quien le ponen una coroza y luego le queman en la Inquisición. Comisario político es un término guerracivilista. No me gusta. Soy un representante de la sociedad elegido por aquellos que tienen la confianza de la sociedad, que es el Gobierno. Eso no es ser un comisario político.

-Hay quien ve su designación como un premio de consolación por dejar el Gobierno.

-No puedo comprender que se digan esas cosas.

-Usted consolado ya estaba...

-Por supuesto. La oportunidad de estar cuatro años al frente de la sanidad de Asturias me hizo mejor, me enriqueció personalmente. Con eso ya tengo bastante.

-¿Objetivos prioritarios?

-El primero, hacer que la Universidad y la sociedad se conozcan mejor recíprocamente. Y cuando hablo de la sociedad hablo de tres instancias básicas: las familias, el mundo empresarial y el asociacionismo.

-En 22 años de gestión, el Consejo Social no ha recabado ni un solo euro para las actividades de la Universidad. ¿Qué piensa hacer usted?

-El Consejo Social tiene asignadas tres funciones y ésa es la tercera. Pero la ley acota más: habla -textualmente- de «promover la colaboración de la sociedad en la financiación de la Universidad, pudiendo coordinar, a tal fin, los servicios universitarios que persigan similares objetivos». O sea, que no es una función exclusivamente recaudadora, sino también coordinadora.

-¿Qué nuevas titulaciones considera necesarias para la Universidad de Oviedo?

-Todavía no puedo hablar. Pero creo que la Universidad no está para formar profesionales «sensu stricto», sino para dar una metodología y un lenguaje que luego permitan que esas personas puedan hacerse profesionales. Y a esa función de trasladar el conocimiento al mundo profesional podría contribuir el Consejo Social.

-En la labor fiscalizadora de las decisiones del equipo de gobierno que corresponde al consejo, el rector reclama más confianza y menos recelos.

-Estoy de acuerdo. Lo mismo reclama el Consejo Social: más confianza y menos recelos por parte del equipo de gobierno.

-¿La Universidad debe rentabilizar mejor los recursos que los ciudadanos ponen a su disposición?

-Cualquier institución debe hacerlo.

-¿Existe margen de mejora?

-Los recursos siempre son cortos. Hay que conseguir que una mayor imaginación compense la escasez de recursos.

-¿Estuvo de acuerdo con la construcción del campus de Mieres?

-No tiene importancia lo que yo pensara sobre el campus de Mieres. El campus de Mieres está ahí y eso sí es importante.

-Su antecesor abandonó el cargo porque, según él, la normativa vigente no le permitía cumplir las funciones asignadas. ¿Cómo piensa convencer al Gobierno de la necesidad de reformar la ley del consejo?

-La ley necesariamente hay que adaptarla a la actual LOU, eso está claro. Pero la ley en principio no está mal: permite que el Consejo Social haga esa función de puente entre la Universidad y la sociedad.

-¿Y esa adaptación le parece imprescindible para ya mismo?

-Creo que hay que hacerla cuanto antes, pero es una iniciativa legislativa que corresponde al Gobierno o a la Junta, fundamentalmente al Gobierno.

-Herrero Merediz apostó por establecer remuneraciones por la asistencia a las reuniones, pero se quedó solo en la votación. ¿Cómo lo ve?

-Él pretendía corregir las ausencias de algunas personas por ese procedimiento, pero no me parece una cuestión fundamental.

-O sea, que usted considera que la filosofía honorífica es la más adecuada para estos cargos.

-Sí, podría ser la adecuada.

-¿Qué hará para evitar el absentismo de los consejeros a las reuniones?

-Trataré de convencerlos. La palabra y la noble función que desempeñan deberían ser suficientes. Creo en la responsabilidad de la gente.

-El año que viene se celebrarán elecciones al rectorado. ¿Candidato favorito?

-No tengo candidato favorito. Lo único que pretendo, y estoy seguro de que así va a ser, es que mi entendimiento con el rector -o rectora- que salga de las próximas elecciones va a ser bueno y mi disposición es máxima.

-Usted es un ovetensista convicto y confeso. ¿Hay cerco a Oviedo?

-No, creo que no. Es otro ejemplo de un lenguaje que tenemos que desterrar. Es un lenguaje del año 36. Por favor. En sanidad es bien claro: no sólo el HUCA, sino las infraestructuras que se han hecho.

-¿Le ilusionan las fiestas de San Mateo?

-Sinceramente, no soy muy amigo de este tipo de festejos, supongo que por la edad. Pero no suelo faltar a comprar «les paxarines» el día de San Mateo en la Catedral y si tengo ocasión también me gusta oír el miserere con el que dan la bendición con el Sudario.