Oviedo, E. URQUIOLA

«Bizancio es un componente esencial de nuestra civilización pero cuanto más nos movemos hacia Occidente, más desconocido es», afirmó el pasado viernes Pedro Bádenas, helenista y profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Bádenas, que fue director del Instituto Cervantes en Atenas, impartió la conferencia «Semblanza del mundo bizantino, vigencia de una civilización» en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en un acto organizado en colaboración con Tribuna Ciudadana. Participaron, asimismo, Francisco Aguado, autor de «La guía de Constantinopla», y el arquitecto Alfonso Toribio, presidente de Tribuna.

Francisco Aguado elogió la obra de Bádenas en el campo de la filología. «De él aprendemos cuando leemos sus escritos, textos donde plasma sus ideas, pensamientos, hipótesis y síntesis, pero también adquirimos conocimientos cuando leemos las obras de otros, filósofos, juglares, cronistas, poetas, hombres llenos de sabiduría, que Pedro Bádenas trae hasta nosotros; virtud maravillosa de quien es un traductor, un políglota y un filólogo».

A lo largo de la charla, el profesor Bádenas dio las claves para entender el mundo bizantino y su importancia e influencia desde su creación, en el siglo IV, hasta la actualidad. «Todo lo que se mueve en torno a lo bizantino y grecobizantino no es lo que parece porque ni siquiera los bizantinos se daban ese nombre; ellos eran romanos», afirmó. Y añadió: «El concepto de Roma es absolutamente indisociable del de Bizancio».

Según Pedro Bádenas, cuando se habla del mundo griego en general, el hombre occidental tiene la «tendencia irrefrenable» a remitirse al mundo griego antiguo o al mundo griego pagano.

«En Oriente no es exactamente igual, realmente la gran divisoria civilizadora es el cristianismo, y es ahí cuando Roma, sobre todo con la fundación constantiniana del 330, comprende la necesidad de equilibrar ese inmenso universal, esa ecúmene que abarcaba desde la península Ibérica hasta los confines de Mesopotamia». Algunas de las decisiones de Constantino el Grande fueron decisivas en el desarrollo de la Edad Media.

El investigador también se refirió a Justiniano El Grande, el emperador que revitalizó el imperio de Oriente. «Bajo los grandes nombres que son imprescindibles, lo que tenemos de manera objetiva como elemento unificador, como vehículo y como instrumento fundamental -el "software" de la humanidad- es el lenguaje, la lengua latina y la lengua griega», subrayando: «Eso es lo que constituye nuestra civilización».