Oviedo, E. G.

El ya académico de la Lengua Salvador Gutiérrez Ordóñez, el decimosexto asturiano miembro de número de las ocho academias nacionales, trataba ayer de superar el torrente de emociones de la jornada anterior, cuando recibió los atributos de la Academia rodeado de 600 personas que abarrotaron la sede del Instituto en Madrid. Junto a Salvador Gutiérrez (Bimenes, 1948) estaban todos... menos representantes del Gobierno regional asturiano. Una ausencia que se dejó notar.

Un autocar, tal y como se contaba en la crónica del acto ayer, había partido de Bimenes, había pasado con el alba la Faya los Lobos y había recogido a amigos de Salvador Gutiérrez en las Cuencas y en Oviedo. Otro había partido de León con compañeros de la Universidad donde Gutiérrez da clases. Al final, las 300 invitaciones de que el nuevo académico disponía para su uso particular se quedaron muy cortas. Salvador Gutiérrez afirmaba ayer que «iba muy preparado, con idea de ponerme a leer el discurso, mirar poco a la familia, y centrarme en lo mío. Pero cuando entro en la sala y la gente en pie comenzó a aplaudir, la verdad fue que me afectó. Por fortuna los seres humanos no somos máquinas».

No era para menos. Gutiérrez estuvo rodeado de caras que le eran muy familiares, como la de Emilio González, alcalde de su concejo natal, vestido escrupulosamente de ceremonia, pero también lo estaba el anterior alcalde, Joaquín García. En Bimenes se prepara un gran homenaje. El día 5 de marzo la Corporación nombrará a Salvador Gutiérrez hijo predilecto, y el 29 de marzo el lingüista recogerá el galardón. Emilio González estaba anteanoche feliz tras el acto solemne en la Real Academia. «Le tenemos un cariño muy grande, creo que nuestra presencia, la de la Corporación y también la de los vecinos, le emocionó de verdad».

Ayer lo confirmaba el interesado. «Hubo presencias increíbles. Yo quiero destacar la de Antonio Fernández Velasco, que tiene 87 años. Nos conocemos mucho porque yo llevo diez años en el jurado del concurso de cuentos de La Felguera. Y allí estaba, junto a los integrantes del autocar. Siempre recuerda Antonio que ha estado presente en las ceremonias de entrada en la Academia de Emilio Alarcos y de Ángel González.

En puesto preferente estaban su esposa, Ana, sus hijos, Javier, Andrés y Samuel, y la esposa de éste, Sonia. Salvador Gutiérrez será abuelo dentro de unos meses. No muy lejos, Josefina Martínez compartía espacios con Gregorio Salvador, uno de los grandes patriarcas de la Academia, muy amigo de Emilio Alarcos. El dialectólogo y crítico andaluz, que ha cumplido 80 años y que estuvo acompañado de su esposa, comparte con Salvador Gutiérrez su preocupación por la situación de la enseñanza.

En las últimas filas sonreía la escritora y periodista Ángeles Caso. «Estoy aquí no tanto por asturiano como por mi relación con Salvador Gutiérrez a través de la Universidad de León». Ángeles Caso valoraba el discurso del nuevo académico, militante en defensa de una mejor enseñanza de la lengua como principal asignatura troncal. «Ahí está el informe PISA. Si esto no cambia corremos el riesgo de condenarnos a que haya una élite».

Hubo una ausencia más que justificada, la de José Luis Rodríguez Zapatero, amigo personal de Salvador Gutiérrez. «Si no fuera por la campaña, es seguro que habría estado en la Academia».