Oviedo, E. URQUIOLA

«Mayo del 68 ¿Qué fue y qué queda?». A esa pregunta intentaron responder en el Club Prensa Asturiana, en un acto organizado por, Tribuna Ciudadana, Juan Bonifacio Lorenzo Benavente, director de Filmoteca de Asturias; José Sanchís, vicepresidente de Tribuna Ciudadana; Francisco Álvarez Molina, presidente de Ética Soluciones Financieras; José Luis Atienza, profesor jubilado de Psicología la Universidad de Oviedo, y Julián Ariza, uno de los fundadores de CC OO y presidente de la Fundación Primero de Mayo. Con esta mesa redonda se cerraba el ciclo de la Filmoteca de Asturias «En torno a mayo del 68: desde las barricadas del séptimo arte».

La pretensión del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de liquidar de una vez por todas aquella revuelta «justifica nuestra presencia aquí», afirmó José Sanchís en el arranque. Para José Luis Atienza, uno de los principales legados de mayo del 68 es que fue «una rebelión de los hijos contra los padres, una especie de nueva edición de la horda primitiva que toma en sus manos la palabra e intenta tomar el poder para arrebatárselo a los que lo han tenido siempre».

Julián Ariza, en ese tiempo encarcelado por actividades contra el régimen franquista, rememora que aquellos acontecimientos «nos produjeron un enorme impacto: por un lado, una gran satisfacción y, al mismo tiempo, una gran contradicción, ya que nosotros estábamos peleando en España por tener las circunstancias que tenía Francia».«Lo que se estaba manifestando eran las contradicciones del sistema capitalista», agregó .

«No soy propietario de la verdad, soy propietario de mi verdad», afirmó Francisco Álvarez, estudiante en Francia durante la época de las rebeliones. De aquella rebelión estudiantil salieron «cromosomas para modificar muchas cosas». «Para nuestra sociedad, mayo del 68 ha sido una parte de su alimento. Lo que no ha sido es imagen de violencia y destrucción solamente», concluyó Álvarez.