Oviedo, Eduardo GARCíA

La Universidad de Oviedo hermanó ayer números y rocas, análisis abstracto y trabajo de campo. Dos científicos de probado prestigio internacional, el matemático ruso Efim Zelmanov y el geólogo norteamericano de origen asturiano Walter Álvarez, se convirtieron en doctores honoris causa de la cuatro veces centenaria institución asturiana en un acto emocionante y colorista que sirvió de escenario para una reivindicación entusiasta de las Matemáticas y la Geología, las disciplinas que abrazan los dos investigadores.

«La Geología es la ciencia más crítica del siglo XXI porque la humanidad sólo tiene un planeta Tierra en el que vivir y, si lo echamos a perder, tenemos un grave problema. Para cuidar nuestro único hogar planetario necesitamos entenderlo, y eso es lo que hacemos los geólogos», ante la atenta mirada de su esposa Milly y las de varios familiares asturianos.

No se quedó atrás Zelmanov en su compromiso de amor con las matemáticas: «Es difícil ver alguna utilidad práctica en el quinto postulado de las rectas paralelas o en la búsqueda de soluciones por radicales en una ecuación polinómica de grado cinco. Los matemáticos lo hicieron fundamentalmente persiguiendo la belleza. Las Matemáticas son un extraño arte, más elitista que la música o que la escultura. Son también el arte mejor financiado».

Los nuevos doctores son personalidades distintas, pero que tienen muchas cosas en común, tal y como recordó Juan Vázquez, rector de la Universidad, con la que Álvarez y Zelmanov mantienen amplios vínculos «que en cierto modo ya nos hacían sentirlos nuestros». Vázquez siguió enumerando rasgos compartidos: «Su destacada talla académica, su brillante trayectoria universitaria y su modo de vivir la ciencia; su capacidad para resolver problemas largamente pendientes, para situarse en las fronteras de la ciencia y para abrir nuevas fronteras de conocimiento».

El acto comenzó a las doce en punto tras el recorrido protocolario a lo largo del claustro de la Universidad. El Paraninfo, abarrotado, y secundando a Vázquez otros dos rectores, el de la Universidad pública de Navarra, Julio Lafuente, y el de la Universidad de La Coruña, José María Barja. Ambos matemáticos. Había otro en la presidencia, el jefe del Ejecutivo asturiano, Vicente Álvarez Areces, además de una nutrida representación de las facultades de Ciencias y Geológicas.

A Zelmanov lo presentó la catedrática de Álgebra Consuelo Martínez, quien se refirió al matemático poseedor de la medalla Fields, el más alto galardón matemático en el mundo, pero también al amigo. Su primera visita a Asturias la realizó Zelmanov en la primavera de 1989 «dándonos ocasión de descubrir su calidad humana y su extraordinaria capacidad científica».

«El profesor Zelmanov pone una vez más de relieve la universalidad de las matemáticas. Todo está relacionado y son las mentes brillantes las que, descubriendo conexiones e interrelaciones impensadas, permiten dar pasos de gigante en el camino de la ciencia», dijo Consuelo Martínez.

Walter Álvarez fue presentado por el ex rector de la Universidad Alberto Marcos Vallaure, quien se refirió a la valentía de Álvarez cuando planteó la teoría del gigantesco meteorito como causa de la extinción en masa de organismos hace 65 millones de años: «Tuvo la entereza necesaria para proponer, probar y sostener una hipótesis heterodoxa. Cuando se nada contracorriente y se pretende, además, llegar a alguna parte hay que estar muy seguro de lo que se hace y, además, bracear muy duramente».

La conexión asturiana de Walter Álvarez no faltó en los discursos. El ya doctor honoris causa recordó a su bisabuelo Luis Fernández Álvarez, «un gran hombre, un médico e investigador de extraordinarias habilidades y gran amabilidad y compasión por sus pacientes. Hoy le tengo presente en este día especial».