María Rey Santos, la lesbiana de 54 años expulsada de la Hermandad de la Virgen de la Encarnación de Abenójar (Ciudad Real) por considerar el Obispado que su conducta ha sido «manifiestamente escandalosa», ha dicho ayer que esta decisión no la va a separar ni de su pueblo, ni de su Virgen.

María Rey Santos, que ha recibido el apoyo mayoritario de los vecinos de este municipio ciudadrealeño durante la celebración de la romería en honor de la patrona de Abenójar, la Virgen de la Encarnación, ha pedido a la Iglesia que cambie «de una vez, si quiere unir en vez de separar a los cristianos».

Esta mujer ha explicado a «Efe» que es necesario un cambio «maduro en la Iglesia del siglo XXI» que no permita que existan exclusiones por motivos como los que a ella la han obligado a dejar su hermandad religiosa.

Numerosos vecinos de Abenójar, municipio de algo más de 1.600 habitantes localizado al sureste de la provincia de Ciudad Real, han mostrado su apoyo a María con camisetas alusivas a la situación que vive, en las que se podía leer el lema «Encarnación sin discriminación».

La romería, que ha transcurrido sin incidentes, ha estado marcada por la decisión adoptada por el Obispado de Ciudad Real, a instancias del párroco de Abenójar, Federico Serrano, de expulsar a esta mujer de la hermandad de la patrona del municipio después de que se casara con otra mujer con la que convivía hacía más de quince años, algo que las autoridades religiosas tildan de conducta «escandalosa».

El párroco de este municipio, acompañado de Alvaro González, cura del municipio cercano de Navacerrada, y del vicario general de la Diócesis de Ciudad Real, Miguel Esparza, quien precisamente firmó el escrito de expulsión de María, fueron los encargados de oficiar la misa en honor de la Virgen de la Encarnación.

En la homilía no se hizo referencia directa a lo ocurrido con María Rey y tan sólo el párroco, en unas breves palabras, hizo un llamamiento a que este día de romería fuera «un día de convivencia, que muestre nuestra unión con Dios y manifieste bien claro lo que somos». Tras la celebración religiosa, el párroco ha comunicado a los periodistas que no quería decir nada sobre la expulsión de María Rey de la hermandad y que lo que piensa prefiere guardarlo para él, «en mi corazón», ha dicho.

El vicario general de la diócesis de Ciudad Real, Miguel Esparza, mantuvo una actitud similar a la del sacerdote y eludió realizar cualquier tipo de comentario.

María Rey expresó su emoción por el apoyo que sus vecinos de Abenójar le han expresado a lo largo de toda la jornada festiva.