Oviedo,

P. Á.

Lo que se presentaba como una interpelación parlamentaria de contenido mayormente árido, se tornó en un cuerpo a cuerpo. Un duelo entre un «viejo luchador cansado» y un «desmantelador insultante»; entre un consejero que se merecería «una jubilación más digna» y un ex consejero que se ha convertido en «un saltimbanqui político»; entre un dominico y un jesuita... Entre José Luis Iglesias Riopedre, titular de Educación y Ciencia del Gobierno asturiano, y Francisco Javier García Valledor, antiguo titular de Justicia -por tanto, ex compañero de Gabinete de su contrincante- y hoy diputado regional de Izquierda Unida.

Escenario: el Pleno de la Junta General del Principado. Motivo oficial del encuentro: una interpelación de Valledor a Riopedre sobre política educativa y, más en concreto, sobre las oposiciones de profesores, que hasta ahora eran gestionadas por la Consejería de Educación y que han pasado a ser pilotadas desde el Instituto Adolfo Posada, dependiente de la Consejería de Administraciones Públicas.

El diputado de IU inició su intervención señalando que, a esa misma hora, los sindicatos de la enseñanza estaban concentrados ante la sede de la Presidencia del Principado como señal de protesta ante este traslado de responsabilidades. Valledor indicó que los representantes sindicales se referían a Riopedre denominándole «señor conserjero», en referencia a lo que el portavoz de la coalición calificó de «un vaciamiento de las competencias de la Consejería de Educación».

A partir de ahí, la intervención de Valledor estuvo cargada de alusiones al consejero. Le instó a imitar a Arturo Verano, anterior director general de Recursos Humanos de la Consejería -destituido según unos, dimitido, según otros- y de «tener la dignidad de poner límite» a ese «proceso de vaciamiento». Le acusó de «dejación de responsabilidades», toda vez que los procesos de selección de personal «son un elemento básico en la ordenación de la política educativa», que «venían funcionando correctamente». Y le reprochó una actitud de «viejo luchador cansado que deja de dar batallas y le meten todos goles no por la escuadra, sino entre las piernas». En consecuencia, Valledor recomendó a Riopedre: «Presente la dimisión; no esté por estar. No se merece esta jubilación política».

El consejero recogió el guante con evidente irritación. Tras tildar de «insultante» el discurso de Valledor, pronosticó al diputado de IU una jubilación incluso anterior a la suya, ya que «para desmantelador ya está usted». Riopedre calificó a su interlocutor de ser «el saltimbanqui político que Asturias no había tenido en toda su historia» y «un político escoba que quiere crear un partido nacionalista». Y enfatizó el consejero: «Usted no sabe por qué marchó Arturo Verano; y, como no lo sabe, está aquí calumniando». Y si el diputado de IU aludió a los años del consejero en el Seminario, éste le replicó que en ese período con los dominicos aprendió «a tratar a los jesuitas como usted».

Ya en el plano técnico, Riopedre argumentó que «se está pasando de una estructura administrativa heredada de la antigua Dirección Provincial de Educación, a una Consejería de Educación integrada en la organización administrativa de personal del Principado». Asimismo, indicó que la identidad del órgano convocante de las oposiciones no impide que «las dos Consejerías trabajen coordinadamente». Y subrayó que continuará siendo la Consejería de Educación la que determine aspectos como la cifra de profesores de cada centro, la sustitución de las bajas, las comisiones de servicios o la autorización de unidades escolares.

Entre tanto, el diputado del PP Emilio Rodríguez anunció que su partido contempla la posibilidad de reprobar a Iglesias Riopedre en la Junta por la pérdida de competencias de su departamento en materia de gestión de personal.