Oviedo, P. Á.

El Instituto Nacional de Silicosis multiplicará casi por tres su actividad de análisis de polvo como consecuencia de la nueva normativa impulsada por el Ministerio de Industria. Los responsables de este equipamiento, que forma parte del Hospital Central de Asturias y constituye una referencia para toda España, subrayaron las consecuencias positivas de este aumento de carga de trabajo, que implicará la necesidad de aumentar la plantilla del departamento técnico.

De las 30.000 mediciones anuales de polvo que actualmente lleva a cabo el Instituto Nacional de Silicosis se pasará a cerca de 90.000. Este incremento de actividad tiene su origen en el nuevo reglamento de seguridad minera, cuya finalidad es la protección contra el polvo -causante de la silicosis- de los trabajadores de las industrias extractivas.

La nueva normativa se aplica desde el pasado 8 de marzo a toda la industria extractiva de mineral, con excepción de la minería del carbón y las sales solubles, que se rigen por unos criterios propios.

«El cambio de sistema nos permitirá conocer mejor la exposición real del trabajador y establecer medidas de protección más eficaces para los trabajadores», explica Juan José González Agúndez, director del Instituto Nacional de Silicosis, quien añade que, en adelante, las muestras de polvo serán controladas a través de aparatos personales portados por el propio trabajador y con el sistema de selección de partículas en las proximidades de su zona de respiración. Los controles serán realizados con periodicidad cuatrimestral, variable en función de los resultados obtenidos.

De otro lado, subraya Agúndez, la nueva instrucción es más exigente con la prevención primaria, con el objetivo de «tratar de reducir la exposición del trabajador, incentivando la adopción de medidas que limiten esta exposición».

La entrada en vigor de la nueva regulación implica un mayor protagonismo del Instituto Nacional de Silicosis, centro de referencia nacional para la prevención técnico-sanitaria de las enfermedades profesionales que afectan al sistema cardiorrespiratorio, en particular de la silicosis. Una enfermedad cuya incidencia está disminuyendo de forma paulatina. Según las estadísticas oficiales, en Asturias se registraron el año pasado 44 nuevos casos, y en el conjunto de España un total de 115. En 2003, habían sido, respectivamente, 101 y 375.

A juicio del doctor Agúndez, estas cifras constituyen únicamente «la punta del iceberg del problema global», toda vez que, por una parte, no todos los equipos de valoración de incapacidades envían sus expedientes al Instituto de Silicosis, y, por otra, «muchos trabajadores con riesgo de silicosis, por motivos muy dudosos, no son valorados médicamente en relación con esta enfermedad».