Madrid, Módem Press

«La pasión por el periodismo le mantuvo vivo en las últimas semanas antes de su muerte y por eso hoy estaría encantado de estar aquí rodeado de sus amigos periodistas». Ana Lorite cerraba con estas palabras el acto de homenaje que sus compañeros y amigos celebraron ayer en recuerdo de su esposo, el periodista asturiano José Comas Vega (Cangas de Onís, 1944 - Berlín, 2008), fallecido hace apenas un mes tras varios años de lucha contra un linfoma no Hodgkin.

En la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid se dieron cita, entre otros, la esposa y los hijos de Pepe Comas, Ana, Andrea Libertad y José, una amplia representación del diario «El País» -medio donde trabajaba Pepe y donde continúa ejerciendo su labor su esposa Ana-, con su director, Javier Moreno, a la cabeza; el consejero de Editorial Prensa Ibérica y ex director de LA NUEVA ESPAÑA, Melchor Fernández Díaz, amigo de Pepe Comas desde su época de estudiantes; el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Fernando González Urbaneja, además de conocidos periodistas como Amalia Sánchez Sampedro, Miguel Ángel Aguilar o María Eugenia Yagüe. Todos ellos para recordar la figura de un periodista «de una pieza», que «escribía con las tripas».

Fueron 35 años de periodismo. Desde sus primeros artículos en «Asturias semanal» hasta su última crónica, escrita desde la corresponsalía de «El País» en Berlín el pasado 29 de enero, pasando por su etapa en «Diario 16» y «Cambio 16» o su época de corresponsal en Sudamérica y Centroamérica. Se escucharon anécdotas e historias de un hombre que tenía pasión por conocer las cosas y contarlas a los lectores sin medias tintas, políticamente incorrecto, que diseccionaba la realidad que veía con la precisión de un cirujano, famoso por sus arrebatos de furia, por su escrupulosidad con el dinero de la empresa que le pagaba y por su eterno amor a Asturias y al Sporting, su otra gran pasión. «Un Sporting», afirmaba Melchor Fernández Díaz, «que si este año sube a Primera División lo hará, sin duda, en honor de Pepe». El ex director de LA NUEVA ESPAÑA comparó la vida de Comas, cuyas cenizas se esparcieron desde el puente románico sobre el Sella de Cangas de Onís el 29 de marzo, con la de un salmón, «que nació en Cangas de Onís, junto al río, nadó luego por el mar del mundo, donde desarrolló toda su obra y se hizo grande, y volvió al río a entregar su obra».