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La afición musical esperaba como agua de mayo los conciertos de la Sociedad Filarmónica, las veladas en el Campoamor o los conciertos matinales del domingo, que salpicaban de notas el Oviedo de los años cincuenta y sesenta. En este ambiente, Muñiz Toca se hizo cargo de la Orquesta de Educación y Descanso, germen de la actual Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. La plantilla de la orquesta, que empezó como formación de cuerda, se fue ampliando con los profesores que ocupaban las recién constituidas plazas del Conservatorio. El proceso fue lento y, de hecho, no hubo profesor de violonchelo hasta 1953, para completar el cuarteto de cuerda.

El cuarteto de profesores del Conservatorio fue otra de las formaciones clave en la vida musical asturiana. En sus atriles estuvo el violinista Alfonso Ordieres, quien dirigió la orquesta de alumnos del Conservatorio, futura Orquesta Universitaria. «Probablemente fue la primera orquesta joven de España, gracias al apoyo del rector Teodoro López-Cuesta», comenta Ordieres, al tiempo que revisa el programa del debut de la formación universitaria, en la sala de conciertos del hotel Reconquista en 1979. A diferencia del Coro Universitario, la orquesta no sobrevivió al paso del tiempo.

Las especialidades instrumentales y las asignaturas complementarias -como Historia de la Música, Estética, Cámara o Contrapunto- se fueron incorporando, mientras que el Conservatorio se adecuaba al insuficiente espacio del edificio de la calle del Rosal. Ricardo Martínez, violín y trompa, recuerda las «incómodas e insuficientes aulas, aunque cuando se trasladó al Cristo la Escuela de Bellas Artes nos dejaron todo el edificio para el Conservatorio».

En 1987, el centro musical inauguró, con la presencia de la Reina doña Sofía, las nuevas instalaciones del reformado edificio del deán Payarinos, que bordea la calle Corrada del Obispo. El cambio supuso un soplo de aliento tras un crudo período, a mediados de los ochenta. La falta de espacios y profesores, los pocos medios económicos y la avalancha de matriculaciones provocaron una situación crítica que desembocó en la dimisión de Miguel Gomis, por entonces director. La llegada de los «Virtuosos de Moscú» a finales de esa década y de algunos profesores rusos añadió un plus importante en los estudios de cuerda.

El Conservatorio, que recuerda al musicólogo Eduardo Martínez Torner en su nombre, camina ahora «a velocidades de vértigo», como afirma Martínez. En 1988, el Conservatorio pasó de Profesional a Superior, y a principios de los noventa se separaron las enseñanzas, de modo que la Escuela Municipal de Música y las academias pasaron a impartir el Grado Elemental. El Conservatorio acogió el Grado Medio y Superior. Pero el centro vuelve a quedarse pequeño para dar cabida a los 10 cursos y 20 especialidades que enseñan 142 profesores a un total de 666 alumnos, entre ambos grados. En la actualidad, se halla en un proceso de remodelación que lo dotará de nuevas cabinas instrumentales como solución provisional. La otra preocupación es crear un centro superior y autónomo. Debido a las características de los estudios musicales, el centro se adscribe en los institutos de Enseñanza Secundaria, mientras que el título equivale al de Licenciatura.

Con Alberto Veintimilla, director actual del Conservatorio y representante en Asturias del Consejo Superior de Enseñanzas Artísticas, y Cristóbal Zamora, desde la dirección de la Asociación Europea de Conservatorios, el centro se somete estos días a un control externo de calidad, que ha puesto en marcha la asociación, para unificar una base en los estudios musicales de los centros europeos, con vistas a la unificación que conlleva el plan de Bolonia, que entrará en vigor en 2010. El de Oviedo es el primer Conservatorio español que da este paso.

«Saturnino Fresno fue un maestro del piano cariñoso y exigente»

«La Orquesta Universitaria puede que fuera la primera tan joven del país»

«En el edificio de la calle del Rosal pasamos muchas incomodidades»