Oviedo, Elvira BOBO

Oviedo fue ayer lugar de reflexión sobre la convivencia en el ámbito familiar. «Convivir es un arte que tenemos que adquirir, no está programado en nuestros genes». Esta frase de Victoria Camps puede resumir muy bien el objetivo del II Encuentro del «Día internacional de las familias». «Aprender a convivir», al que acudió ayer Juana Angulo, presidenta de la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) y directora ejecutiva de Mujeres Progresistas.

-¿La familia está en crisis?

-Está en transformación, no en crisis. La forma es lo de menos. Está en crisis el modelo tradicional rancio, no se adapta a los cambios. La sociedad avanza porque se modifica.

-Hay asociaciones defensoras de la familia tradicional.

-Creo que no tienen argumentos, defienden su propia ignorancia. No entienden, por ejemplo que el hecho de que exista el divorcio no obliga a divorciarse.

-¿En qué consiste «Aprender a convivir»?

-Este año, abordar la convivencia en el ámbito escolar, un lugar privilegiado donde coinciden alumnado, familias y Administración. Antes la escuela educaba por separado. Hoy es importante que el mensaje que se les manda sea el mismo.

-¿Cuál es el papel de la mediación?

-Llevamos 18 años, tras aprender de los pioneros franceses. Se trata de que las rupturas familiares se asuman como algo normal, que se llegue a un consenso, que no se usen los hijos como objetos. El mediador es un neutralizador de conflictos.

-¿Es tarea fácil?

-No, porque no hay que intentar dirigir, sino ser neutral. Muchas mediaciones terminan muy bien, lo asumen y reanudan sus vidas.

-¿Tratan de reconciliar?

-Si se hace mal, tratar de reunirlos puede confundir más a la pareja. No se trata de eso, porque la ruptura no es un capricho. No pasa de un día para otro, vienen ya con un un poso de algo que no ha salido bien.

-Un reciente informe europeo indica que cada vez hay más rupturas familiares.

-Eso no es una preocupación. Puede ser positivo: se rompe una y se pueden crear dos nuevas. Lo negativo es seguir con alguien que no te llena. Hay que asumir nuevas situaciones. Eso beneficia a los hijos. El conflicto en sí no es malo si se sabe resolver.

-¿Hay relación entre el incremento de rupturas y el cambio de la mujer?

-Hemos dejado de aguantar, existe más respeto, más independencia económica, nos hemos incorporado al mundo laboral, más capacidad de relación...

-Su asociación aglutina nuevos modelos de familia.

-Claro, responde a la diversidad familiar que encontramos: familias homosexuales, homoparentales -80 por ciento mujeres-, familias mixtas que surgen tras las rupturas. La UNAF tiene 23 asociaciones progresistas.

-¿Y la poligamia?

-En esos casos la mujer está tratada como objeto y eso no es aceptable. Hay que poner límites, pero a la vez no tener miedo a los cambios.

-Participan hoy «Hombres por la igualdad»

-Sí, trabajan por la concienciación. Hay que educarles para que desempeñen roles tradicionalmente femeninos.

-Otro reto son las familias inmigrantes. ¿Cómo lo abordan?

-Es una diversidad más con los mismos problemas. Existen programas de adaptación y formación de padres a cosas que no están acostumbrados a hacer, incluso el idioma es una barrera. Es algo reciente que madurará en un par de generaciones.

-¿Hay aún mucho camino por recorrer?

-Es cuestión de tiempo y las leyes ayudan. Como en la lucha feminista, que ha alcanzado logros inimaginables, pero es cierto que las mentalidades aún no están adaptadas. Hay que concienciar de que la familia cambia y eso es bueno, aunque genere conflictos.

-Dentro de la convivencia social hablan de los «bancos de tiempo», ¿qué son?

-Ayudas solidarias entre vecinos en tareas que cada uno aporta. Empieza en los barrios y ya hay una red nacional asociada a otra europea.