Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

Joima Panisello, jefa del servicio de medicina interna del Hospital de Igualada (Barcelona), dirige el plan nacional contra la obesidad del Ministerio de Sanidad y Consumo. Ayer intervino en Oviedo en el I Congreso asturiano de medicina de familia y comunitaria.

-¿Es tan preocupante la situación de la obesidad?

-La situación es, como en todo el mundo occidental, preocupante. Pero en España quizás un poco más, porque la tendencia al alza en la población infanto-juvenil es muy acusada. En los niños de 12 a 17 años, hay una prevalencia de sobrepeso y obesidad que ronda el 20 o el 21 por ciento. Y si bajamos al grupo de los de 7 años nos vamos al 34 por ciento. Este salto es realmente preocupante.

-¿Las causas hay que buscarlas más en el sedentarismo o en una alimentación deficiente?

-Es un problema mixto. La alimentación es un factor muy importante. El segundo grupo de alimentos más importante en los niños son las galletitas saladas, los refrescos azucarados y las chucherías. Pero, sin ninguna duda, la disminución de la actividad física, del movimiento en el día a día -movernos, ir a pie al colegio, llevar bolsas, correr espontáneamente... porque nuestros niños están excesivas horas delante del televisor, del ordenador y de la Playstation-, está conduciendo a una disminución del gasto energético. La suma de estos dos factores está aumentando la prevalencia de la obesidad y, en consecuencia, la aparición de diabetes tipo 2 en edades en que no tendría que aparecer.

-¿Cuáles son los hábitos culinarios más perjudiciales?

-Sobre todo, la desorganización. Cada vez más los españoles comen fuera de casa, los niños en la escuela, los padres en lugares próximos a su trabajo... Esto conlleva dificultades para armonizar lo que comemos fuera con lo que debemos comer en el resto de las comidas para que los menús resultantes constituyan una dieta equilibrada.

-Hay que organizarse más.

-La alimentación debe organizarse como las vacaciones para que el aporte neto sea equilibrado, adecuado y variado para todos los miembros de la familia. Esa pérdida de organización, ese llegar por la noche, abrir la nevera a ver qué hay y qué pongo para cenar, y escoger un poco de embutido o apañarnos con cualquier cosa, esto se puede hacer un día, pero hacerlo persistentemente conduce a unas dietas muy desequilibradas.

-El doctor Valentín Fuster se quejaba recientemente del excesivo tamaño de las raciones que se sirven en los restaurantes.

-En este momento hay un proyecto que aúna a 26.000 restaurantes de toda España que llevan la etiqueta de «cardiosaludables». Tienen un decálogo de actuación que incluye la oferta, siempre como primer plato, de verduras y ensaladas; de un plato de pescado entre los segundos; y en el postre siempre va a haber una opción de fruta. Y bebidas alcohólicas y no alcohólicas en raciones pequeñas y no en botellas grandes.

-¿Se perciben diferencias entre las diversas comunidades autónomas?

-La comunidad con más incidencia de la obesidad, la diabetes y la cardiopatía isquémica, con mucha diferencia sobre el resto, es Canarias. Probablemente por un componente genético, individual. Pero también por unos factores alimentarios y de sedentarismo.

-¿Cómo está Asturias?

-En el promedio nacional.

-¿Ve necesario adoptar medidas coercitivas?

-La experiencia demuestra que todo aquello que no pase por pactos que involucren a los agentes sociales no conduce al éxito.

-¿Tres consejos básicos para una dieta saludable?

-Primero: planificar, con los hijos delante, lo que va a ser el menú del mes y complementarlo con lo que se va a comer en la escuela o en el restaurante. Segundo: que en la cesta de la compra predominen los vegetales variados y frescos, y el pescado sobre la carne. Y tercero: la autoridad de los padres; la comida es un espacio educativo, un espacio de alimentación del espíritu y del cuerpo. Los padres no pueden delegar su responsabilidad. Y recordar que siempre es mucho mejor comer poquitas cantidades de muchísimas cosas que comer mucho de una sola.

-¿Y usted qué va a cenar hoy?

-Una ensalada, una ración de pescado azul o blanco y una pieza de fruta.