Madrid, Módem Press

«Dentro de poco tiempo, Benidorm será una nación». Con esta hipérbole, el historiador gijonés Luis Suárez Fernández aventuró el futuro de una Europa que paulatinamente pierde sus referentes históricos en pos de la homogeneización de todas las culturas y de lo localismos.

Ésta es una de las muchas tesis que Fernández sostiene en el libro que acaba de presentar, «La Europa de las cinco naciones» (Ariel). A través de mil páginas, el historiador asturiano surca los 1.500 años de historia europea que separan la caída del Imperio romano y el final de la II Guerra Mundial. Según Suárez, Europa no se entendería sin el concepto de universalidad cristiana traducido como pertenencia del individuo a una comunidad sobrenatural que se superpone a las comunidades políticas, lo que permite mantener una idea de continuidad histórica del continente.

Las cinco naciones a las que hace referencia el título son las surgidas con la reforma diocesana del emperador Diocleciano, esto es, Italia, Alemania, Francia, España e Inglaterra, que entonces «no tenían ningún significado político ni étnico, sino que eran cinco formas de crear, pensar y sentir». Desde entonces y hasta el siglo XIII, «Europa creó una civilización superior a la que ha tenido que acomodarse el resto».

Es en este siglo, preludio del final de la Edad Media, cuando comienzan a realizarse diversas interpretaciones sobre la naturaleza humana que se traducen en «guerras civiles europeas», como califica Suárez las confrontaciones continentales hasta la II Guerra Mundial, que «multiplican por cien las víctimas de la guerra precedente».

«La Europa de las cinco naciones» recoge, según la historiadora Carmen Iglesias, que acompañó a Gonzalo Anes y al propio Luis Suárez en el acto de presentación del libro, celebrado en la Real Academia de Historia en Madrid, «la historia de los hechos, sus causas y el pensamiento de sus coetáneos, con un estilo ameno aunque riguroso» que permite asomarse a sus páginas a lectores de todo tipo.

El director de la academia, el también asturiano Gonzalo Anes, defendió el papel histórico de España como valladar europeo frente al Islam y calificó la obra de Suárez como «una historia luminosa de Europa».