Madrid

El actor estadounidense Tom Hanks vuelve a meterse en la piel del profesor Robert Langdon en «Ángeles y demonios», secuela de «El código Da Vinci», que se estrena hoy en los cines. «Ya no puedo interpretar a jóvenes que están en busca de un amor», aseguró Hanks.

Pese a que Dan Brown haya escrito «Ángeles y demonios» antes del best seller «El código Da Vinci», su adaptación cinematográfica se da en forma de secuela de la película estrenada en 2006, también protagonizada por Hanks. El actor da vida una vez más al profesor Robert Langdon, el simbologista más célebre del mundo. «Veo las teorías conspirativas más como entretenidas que peligrosas y subversivas», afirmó el actor, que presentó el filme en Roma no sin cierta polémica con la Iglesia. Sobre esta idea, agregó que «la gente necesita creer en fuerzas mayores». Es un gran negocio, «porque levantan opiniones, pasiones, estimulan discusiones y generan ficción, que es lo que hacemos en esta película», justificó, añadiendo que «a mucha gente le encanta imaginar que se encuentra dentro de una teoría conspirativa» porque «es más divertido que la vida real». En «Ángeles y demonios», Langdon descubre evidencias del resurgimiento de una antigua hermandad secreta conocida como los Illuminati, que amenaza la Iglesia católica después de la muerte del Papa. Mientras los cardenales se cierran en el cónclave para elegir al nuevo pontífice, cuatro de los cardenales llamados «preferiti» son secuestrados y una amenaza de bomba planea sobre el Vaticano para acabar con la sede del catolicismo. Langdon une fuerzas con la científica Vittoria Vetra (Ayelet Zurer) y ambos se embarcan en una búsqueda siguiendo la pista de símbolos de hace más de 400 años para salvar el Vaticano.