Zalacaín el aventurero», una de las novelas más sobresalientes de la abundante obra de Pío Baroja, ha cumplido, en 2008, cien años de su publicación, así que el Ateneo Jovellanos ha tenido a bien celebrar la efeméride por medio de una conferencia pronunciada ayer por Ignacio Gracia Noriega. Presidió el acontecimiento, en su calidad de miembro de la junta directiva, Virginia Álvarez-Buylla, a su vez en labores de presentadora. Al referirse al señor Gracia Noriega, personaje asiduo de la tribuna ateneísta, dijo que es el hombre que más sabe de España. Escribe de todo y es especialista en todo, desde la literatura al cine, pasando por el teatro, la historia, incluso la gastronomía. Como escritor tiene infinidad de libros publicados; algunos han merecido premios sobresalientes. Pertenece al consejo de redacción de la revista filosófica «El Basilisco», y es columnista habitual de LA NUEVA ESPAÑA. En esta línea, Virginia Álvarez-Buylla destacó el interés de sus series «Personajes en la historia» y «Bajo las nieblas de Asturias». Hizo una breve mención de Pío Baroja, comentando que había nacido en San Sebastián y estudiado Medicina en Madrid, con cuyo título regresó al campo vasco, cuya vida no pudo soportar. De vuelta a Madrid dedicaría el resto de su existencia a escribir.

Oportunista como siempre, Gracia Noriega, ante el malestar general que provoca esta pésima primavera, recordó que tanto Álvaro Cunqueiro como Pío Baroja sostenían que el sol mata la belleza del paisaje, así que consolémonos. Pío Baroja, aunque únicamente publicó un libro en el siglo XIX, «Vidas sombrías», está considerado un escritor del siglo XIX, englobado en la Generación del 98. En el XX, puesto que falleció en 1956, reuniría una considerable obra. Pensaba, del mismo modo que Luis Buñuel, que al no ser ni funcionario ni político ni militar no tenía otra salida más que escribir; Luis Buñuel hacer cine. En la consideración de Gracia Noriega, tres son los grandes novelistas de la literatura española de todos los tiempos, Miguel de Cervantes, Benito Pérez Galdós y Pío Baroja. «Cervantes escribió menos, pero Baroja muchísimo, sólo su obra "Un hombre de acción" reúne 2.500 páginas». «Era un liberal de verdad al estilo del siglo XIX, es decir, creía en la ciencia, en el progreso, pero no en el de ZP».

«Zalacaín el aventurero» tiene como fondo la tercera guerra carlista, dirimida contra Amadeo de Saboya y la I República, «una guerra más moderna, pero no menos brutal». Según escribió Emilio Alarcos, tanto en «Zalacaín el aventurero», como en «Las inquietudes de Shanti Andía», Baroja crea personajes de acción vinculados a las experiencias de su niñez o a los sueños de aventura que nunca realizaron. Según el propio Pío Baroja, éste era su mejor libro, y Gracia Noriega está de acuerdo con él. Remata, «Zalacaín el aventurero», la trilogía «Tierras vascas», precedido de «La casa de Aitzgorri», y «El mayorazgo de Labraz», desarrollado en Santander, «ahora llamado Cantabria desde que sufrimos el frenesí autonómico».

La novela, dividida entres partes, tiene como protagonista a Martín Zalacaín, un hombre de acción, valiente, ingenioso y audaz, de psicología primaria, familia pobre y escasa educación; un tío abuelo fue quién le enseñó en su niñez una serie de argucias y maldades, además del amor por la Naturaleza, que más tarde le servirían para valerse por sí mismo. Ignacio Gracia Noriega recomendó con fuerza su lectura, ya que es una de las mejores novelas de todos los tiempos.