Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

Agustín Hidalgo Balsera es catedrático de Farmacología de la Universidad de Oviedo. En la entrevista que sigue, explica los efectos del «Demerol», el fármaco que, según abundantes indicios, más frecuentemente empleaba Michael Jackson, y al que llegó a dedicarle una canción. El profesor Hidalgo también analiza otros analgésicos que supuestamente consumía en grandes dosis el cantante fallecido hace pocos días.

-¿Qué es el «Demerol»?

-Un medicamento analgésico cuyo principio activo es la «meperidina», también llamada «petidina». En España está disponible con el nombre de «Dolantina». Es un analgésico opiáceo de la familia de la morfina con la que comparte mecanismo de acción y actividad farmacológica.

-¿Y en qué se diferencia de la morfina?

-Su potencia es diez veces menor, pero sus efectos aparecen más rápidamente y son más breves, porque es más liposoluble. Debe administrarse por vía intramuscular o intravenosa, porque por vía oral se inactiva en una gran proporción. Como el resto de los opiáceos, sus efectos más sobresalientes son la analgesia, la depresión respiratoria y la producción de dependencia.

-¿Para qué tipo de situaciones está indicado el «Demerol»?

-Los analgésicos de este tipo están indicados en dolores intensos, tanto agudos como crónicos, pero el techo analgésico (el grado de analgesia o de control de dolor) que se puede conseguir varía de unas moléculas a otras. Ya he comentado que la petidina no alcanza el techo analgésico de la morfina.

-¿Cuál es la dosis idónea?

-Depende, lógicamente, del grado de analgesia necesaria, de la intensidad del dolor y de que se trate de un dolor agudo o crónico. También depende de la vía por la que se administre. Por vía oral puede ser más alta. Para la meperidina oscila entre los 50-100 miligramos por vía oral y los 25-50 por vía intravenosa.

-¿Quién debe prescribirlo y qué tipo de seguimiento requiere?

-Como todos los fármacos del mismo grupo requiere prescripción médica y debe utilizarse bajo estrictas condiciones de observación sanitaria. Son medicamentos sometidos a un riguroso control de dispensación y requieren recetas especiales. Nunca deben utilizarse sin control por los riesgos que entrañan.

-¿Qué riesgos son ésos?

-Los propios de los opiáceos. Quizás el más conocido fuera del ámbito sanitario sea la dependencia. Pero su espectro es más amplio y depende de la dosis: depresión respiratoria (el más grave), hipotensión, estreñimiento, efectos inmunitarios... Naturalmente, el riesgo depende de la molécula que estimemos. Generalmente, es mayor a mayor potencia. Pero no debe despreciarse nunca, ya que aunque decimos que es más frecuente con los denominados opiáceos mayores, como la morfina o la petidina, que con los menores (tipo codeína o dextropropoxifeno), hace unos días se retiró del mercado en toda Europa este último fármaco, el dextropropoxifeno, precisamente por el riesgo de muertes por sobredosis, aún cuando en algunos países europeos, entre ellos España, no hay documentado ningún caso.

-¿Cuáles son las consecuencias de las sobredosis?

-Por supuesto, depende de la dosis y de las circunstancias del individuo, de si tiene factores que las favorezcan o las agraven. También depende de si el individuo es consumidor habitual o no de opiáceos, ya que los habituales, debido a la reducción de la sensibilidad de los receptores al estímulo, pueden necesitar más dosis para el mismo efecto. Globalmente, la consecuencia más temible es que se produzca una depresión respiratoria seguida de muerte.

-¿Cuál es la causa de la depresión respiratoria?

-Que los opiáceos, y no olvidemos que el «Demerol» lo es, reducen la sensibilidad del centro respiratorio a sus estimulantes naturales, la hipoxia y el C02. Este efecto provoca una disminución de la ventilación pulmonar que, en última instancia, puede conducir a la muerte. La petidina, además, a dosis suficientes puede producir toxicidad cardiaca, en concreto arritmias ventriculares.

-Se dice que Michael Jackson consumía habitualmente Demerol, Dilaudid y Vicodin, tres fuertes calmantes. Una combinación a la que, según testimonios cercanos, él denominaba «tónico de salud». ¿Qué opinión le merece ese cóctel?

-La expresión «tónico de salud» aplicado a estos medicamentos es un eufemismo trágico. En la composición del cóctel participan varios opiáceos (petidina, hidromorfona e hidrocodona) y el paracetamol. Dada la naturaleza de las moléculas y de su potencia es posible que sea el retrato de una escalada, que empieza con una asociación para dolores de tipo leve-moderado y va subiendo. Naturalmente que caben otras interpretaciones fuera del terreno terapéutico que no son inhabituales en el mundo en que se desenvolvía el ya mítico Michael Jackson.

-¿Es habitual el abuso de estas sustancias?

-Parece fuera de toda duda. Sólo hay que abrir el periódico o escuchar la radio y no parece que puedan excluirse determinados colectivos. Los ligados al mundo de la creación, como es este caso, son de los más predicados, pero no tienen por qué ser los únicos ni los mayores usuarios. Como tampoco el grupo de los opiáceos es el de mayor predicamento ni el más adecuado para la creación. Lo que sorprende es que en ese cóctel del que hablaba no aparezcan moléculas con otros perfiles farmacológicos.