Lectura rápida de la encíclica social de Benedicto XVI, que llega en un tiempo que clama. Las precisas estadísticas occidentales hablan ya de más de 1.000 millones de seres humanos envueltos en el hambre y en la pobreza (sobre una población global 6.780 millones). En el primer mundo, ensimismados, lamemos las heridas de la crisis presente, de la que se dice que ha mostrado la quiebra del sistema económico liberal capitalista. No hay tal cosa, pero si se admitiera dicho diagnóstico habría que añadir que dicho sistema ya había fracasado hace tiempo, al no contener la catástrofe del subdesarrollo.

La «solidaridad pisoteada en todo el mundo, la conciencia de lo que falta, de lo que clama al cielo» es la frase con la que el filósofo Habermas resumía su punto de vista en un debate con profesores de la Escuela Superior de los Jesuitas de Múnich, en febrero de 2007. Lo que a la razón le está pasando es una «tendencia a la desolidarización» y una «falta de voluntad política de aspirar a instituciones y procesos de un orden social reformado». Los individuos conocen los abismos donde fracasa la civilización, pero no surge «una acción social colectiva, una acción moralmente instruida» para combatir las lacras. La «conciencia de lo que falta» conduce a Habermas a mirar hacia el «carácter comunitario» que subyace en la conciencia religiosa: la «apropiación filosófica de las tradiciones religiosas es el camino para superar este déficit» de «una modernización que descarrila». Habermas y Joseph Ratzinger ya habían debatido hace tiempo, lo cual no quiere decir que esta encíclica sea una respuesta directa al filósofo alemán, Premio «Príncipe de Asturias».

Sin embargo, «Caritas in veritate», sobre «el desarrollo humano integral», constituye una respuesta sabia a los clamores de este tiempo. Benedicto XVI resulta estimulante incluso cuando muestra su pesimismo, que era el de Pablo VI, o el de San Agustín. «El hombre no es capaz de gobernar por sí mismo su propio progreso», o «sin Dios el hombre no sabe dónde ir, ni tampoco logra entender quién es».